sábado, 16 de noviembre de 2013

Libro de los embustes: El poeta Eduardo Embry

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Ombligo  
 
Otra vez me estoy mirando el ombligo,
la señorita del verano
me dice hombre, no te mires el ombligo,
yo me retracto
como una oruga verde
que se pasa comiendo apio que no engorda,
ahora me estoy mirando la testa,
me hallo con un nido de pájaros,
un nido de pájaros luteranos,
que cantando con el pico hacia el cielo,
dan vivas contra la muerte;
la señorita del verano
insiste en mi tristeza, me aconseja
no hablar de mi vejez ni con mi muerte,
con toda mi ternura y mis luces
la digo que de ser así el ruido de las piedras
sería como pedir a los ríos
que no se vayan a la mar,
devuélvanse a la montaña,
que mejor se vayan a las lluvias,
que se evaporen en el paisaje;
otra vez me estoy mirando el ombligo,
en la región más fina de mi barriga
se deslizan mis cejas curvas,
mis ojos miran hacia otros ángulos,
no quieren que venga el otoño,
mi ombligo está en conversación directa
con los árboles más antiguos de la tierra
que sin saber mucho de filosofía,
detrás de sus ramas
aguardan
las inevitables tormentas
 
 
Deshago con éxito
las bobinas llenas de lama
 
Muerde, tigrecito,
con tus dientes afilados,
dientes que no son guitarras
ni caramelos, te tiro
por la cabeza
una parte importante
de mi país
que por el norte limita
y también limita por el sur,
por el este y por el oeste,
los peces saltarines, todo
viene de un golpe,
lo he visto en la tele,
con los dientes deshago
con éxito los nudos ciegos,
pongo en orden la camisa,
botón por botón la desarmo,
y otra vez, y otra vez, aquí está el verano;
la primavera, todavía es confortable,
aparecen los dolores de rodillas,
es que el tiempo está cambiando
a la medida del otoño,
en invierno se hacen huecos
profundos, con la tierra que se saca
se organiza el paisaje, hasta aparecer
en la otra boca, la luz del sol,
otra vez, otra vez,
sin que nadie lo sepa,
otra vez, aquí está el verano.


Ya anciano, barba blanca
Para John Heath

Ya anciano, con barba blanca,
sin dolores de articulaciones,
como ningún otro de mi edad,
corro,

ando en bicicleta todo el día,
siento que todavía soy un muchacho
de veinte o treinta años, no tengo
perdón del cielo, juego a corretear
palomas en el jardín de grama
especialmente diseñado
para que mi hija corra sin peligro
de caerse
en la tierra áspera, dura;
la última vez que perdió el equilibrio
se hirió las rodillas y lloró por una hora;
pero yo, anciano, barba blanca,
sin dolores en las articulaciones,
animo a mi corazón para que salga a correr
por la grama lisa, blanda, rass;
lo cuido igualmente 
como si fuera mi hija, 
corre haciendo piruetas;
por más áspera y dura que sea la tierra,
sobreviviente de una dictadura,
mi corazón, no se cae, 
no se hiere las rodillas,
no se queda quieto ningún rato,
recorre la ciudad en bicicleta.


 
¿No te ha pasado a ti lo que a mí?

Me atrae, me atraía, me atrajo, 
la beso, la besaba, por ninguna
circunstancia he de besarla, 
me hubiese gustado 
haberla besado, ¿puedo?

dormido pude imaginarlo,
tuve suerte, mucha suerte 
¿no te ha pasado a ti lo que a mí,
en un largo viaje,
aunque no eres amado,
todo es como
si te hubiesen amado?
me habría gustado haberla
soñado como ahora la sueño
que la beso, que no la beso,
pero no me amaba,
¿quién soy yo, quién es ella?
tal como ocurrió la recuerdo,
el autocar se detuvo en el aeropuerto,
ella, la no besada, la no amada,
bajó sus maletas,
yo, el pasajero de piedra, el pasajero
prohibido besar a extraños,
no abrió los ojos para decirle adiós,
con los ojos cerrados
la vi cuando volaba
a un país remoto.



Buena amada 
 
Sobre la desnudez de los árboles
palpo con mis dedos
el duro paso de las tormentas;
como un científico,
rozo tu áspera corteza:
he aquí la realidad vegetal,
la que se mueve sólo con el viento,
cada nudo encrespado
es un descubrir amoroso,
es un papiro iluminado,
que de la tierra sube al cielo,
es un perfecto sueño
en crecimiento de siglos
donde, tú, mi buena amada,
eres agua, tierra extendida y sol,
de un chispazo en tu vientre
te conviertes en gestos y frases
escritos en un idioma
de raíces,
tallo, hojas y frutos.


 

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