martes, 31 de enero de 2012

La Serena: Cecilia Palma llegará una tarde de Siberia

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Poemas de Vuelvo de Siberia esta tarde

VI
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“El muelle nos sujeta
como a pilotes
y las olas se abruman
bajo la noche
nos quedamos quietos
colgando
péndulos indefensos
sujetos a la orden de
los vientos
con irrefrenables deseos de saltar
y escabullirnos
desaparecernos asidos
a la espuma
o al hilo de un
volantín extraviado.”

XII

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“¿A qué se viene sino a
confirmar que
la existencia es
un duelo entre la vida y la
muerte
con un solo vencedor?
la leve constancia de
lo absoluto
la definitiva perversidad de
ese conocimiento
incrustado como un diamante en
una joya invaluable
que no puedes tocar ni comprar
está fuera de tu alcance
cambiar el destino de las cosas
así la maldición de
los pasos contados
de las horas respiradas
de una lengua húmeda y un
sistema perfecto en función
al toque final la
campana detendrá su
devaneo y la música será
historia.”


Reseñas del libro:
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Tres poemas de Nieves Fuenzalida

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Hobby
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Si, las colecciono
en
mi cambucho
de papel
beige y perfumado.
Lo guardo
debajo
de
mi almohada
bordada
de
azules amapolas.
No las envuelvo
en
diarios viejos.
Y en el caos
de sus junturas
salen volando
como
mariposas
de
ideas
y
conceptos
instalándose
en
cabezas
donde
fertilizan
y
contagian.
,
,
Instinto
.
Entretejida
entre
los árboles
de
la foresta humana
me encontré
siendo,
todavía,
solo
instinto.

La  montura morada
.
La angustia
cabalga
la montura morada
de
las horas
con
el antifaz
del
optimiso.


Nieves Fuenzalida. Chileno/canadiense. Poeta, escritora, cronista, profesora en Filosofía y Maestría en Arte. Publicó Los 39avos fragmentos del Clan: Acerca de 4 Álamos -1 Álamo= 3 Álamos. Sus poemas están publicados en diversa antologías y revistas literarias.

Canada, Ottawa, 31 de Enero de 2012.
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lunes, 30 de enero de 2012

Un silencio y un abrazo para Martí

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Presidente Sociedad de Escritores Chile







Para rescatar desde lo más profundo de la historia de nuestra América Morena la voz y la vigencia de José Martí…lo primero es el silencio.

Ese instante que precede al tierno vigor de un hombre, de un joven latinoamericano de apenas 159 años, cuyo verso hoy se hace presente con la lozanía primera de todo aquello que transita por el rostro de nuestra gente y de sus sueños inconclusos.
En él se resuelve y sintetiza la larga peregrinación de hombres y mujeres que han sembrado dignidad, esperanza y amaneceres en América Latina… desde Atahualpa a Salvador Allende…hasta la “grandes Alamedas” de este Chile rejuvenecido por  estudiantes plenos de vida y conciencia.

En Martí reconocemos la alborada de un canto empapado de manos encallecidas, sonrisas inéditas y caminos por inaugurar.
La poesía de un hombre fundacional, como él, conserva la frescura y el impacto de aquello que trasciende el micro espacio de su génesis para proyectarse a través de los poros de la historia hasta la urgencia misma de estos días, con sus prisas y demoras.

Refundamos la posibilidad histórica de un continente nuevo y audaz cada vez que el día a día se transforma en desafío y posibilidad. Cuando lo asumimos con la convicción martiniana de que la historia nos pertenece y la construimos desde la belleza, el desparpajo y la irreverencia de quienes se saben protagonistas del presente y habitantes de un futuro cada vez más nuestro.

Para hablar de Martí lo primero es el silencio

Para seguir a Martí lo primero es el “nosotros”, generoso, simple, como una sonrisa, un café, un vino o una caricia en la madrugada. Un “nosotros” necesario, insustituible, a la hora de derrotar la antropofagia y volvernos a abrazar.

En esta tarea la palabra y la belleza nos invitan a un nuevo modo de traducir la vigencia de una vida y obra, como la de José Martí, que Gabriela Mistral definiera como “una vida y obra sin acabamiento”. Es decir una vida sin límites o fronteras marcadas por la pequeñez o la miopía sobre sí mismo y los demás, que hace creer profetas a los que apenas son comentaristas.

Por encima de la mirada autocomplaciente, impuesta como señal de identidad, para no incomodar ni alterar los equilibrios, para no poner en peligro nuestras porciones de poder o influencia, por encima de todo eso hoy José Martí nos vuelve a repetir…”Ganado tengo el pan: hágase el verso”…


Santiago de Chile, 28 de enero de 2012
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Patricia Téllez. Publicó el poemario Los Salones del Alma

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TEMARIO: DE MI MADRE (1965) 

La luna estaba llorando
y ante tus mejillas húmedas
las lágrimas resbalaban hacia tu boca...

¡Ay madre mía cuando se secará tu boca!

La luna estaba llorando
por aquel rincón de mi casa
y el oscuro llanto llegaba
hasta irritar bien tus ojos...

¡Ay madre mía cuando se secarán tus ojos!

La luna estaba llorando
por la amarga pena de tu vida
y tu vida apaga tu cuerpo...
¡Ay madre mía cuando se apagará el llanto eterno!

No quiero luna ni quiero cielo
no quiero llanto no quiero
no quiero ver en tus ojos
lágrimas resbalando por tus mejillas
y mojando tu boca
no, no quiero...

No quiero ver que el llanto se apiade de tu boca
¡Ay madre mía!
¿no te das cuenta que la luna llora?  
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 .
DEL AMOR
Poema año 1974 

Soy libre
Pero en mi alma Tú.
Soy risa
Pero en mi pena Tú.
Soy cielo
Pero en mi estrella tú.
Soy viento
Pero en las flores Tú.
Odio
Pero en mi corazón Tú.
Destruyo
Y en mi conciencia Tú.
Grito
Y en mi garganta Tú.
Miento
Pero en mis frases Tú.
Me muero
Y en mi lecho estás Tú.
Si lloro
En mi llanto estás Tú.
Yo deseo
Y en mi deseo estás Tú.
Si critico
En mis pensamientos estás Tú.
No soy nadie
Me has perdido Tú.
No tengo nada y nadie
y sin embargo estás Tú.
Y hoy que triste y sola me encuentro
Embriagada en llanto y en pena
Sin dinero y sin consuelo
Sin mi alma y sin Dios...

Veo entonces mi alma herida
Y en vez de hallar refugio, lecho y comida
En el fondo de mis desdicha...
ESTÁS TÚ.


LA GITANILLA
Poema libre año 1978 

Tú lo amas….Me dijo la gitana aquella tarde
Mientras me estudiaba la palma de mi mano…
Tú lo adoras mi paisana, y sin embargo
Siempre le imploras su amor de rodillas….
Es que acaso ya tienes la fe perdida
Y en cada mujer ves a una rival, y temerosa
Achacas en ti, el mal gusto, luego te asombras
De que todas lo halaguen y lo admiren…
Amas… Me dijiste… A un hombre que no te corresponde
Y en tu palma veo que algo muy feo se esconde
Siniestro, paranoico, como un suicida….
Qué esperas mi paisana de la vida
Amar siempre a un cobarde
Que disfruta que todas lo halaguen
Ya que su persona vale mierda, y está podrida…
Y tu fatal predicción
Ha vestido todo mi cuerpo de mortaja
Y vi a mi pobre corazón
Latiendo como un pobre infeliz necio
Que no se mira en un espejo y ve
La mujer que realmente soy yo
Y que nació para ser amada
Pero jamás para un desprecio
Sí…
Desde que te vi gitanilla aquella tarde
Ahora en frente de él no hago ni un alarde
Mas ni le lloro, ni le imploro…Y ni le ruego.


RECUERDAS CUANDO LA TARDE
Libre de “Los Salones del Alma

Se dormía en ese ocaso
que el sol pintaba en la primavera
el viento recorría por el regazo
de aquel sueño de amor hecho quimera...

Recuerdas la noche en que dormías
bajo el amparo brillo de mis estrellas
que mis manos entre versos te tejían
como arrullo de amor en mi poema....

Y... Recuerdas las mañanas frescas de Enero
cuando mis pupilas alcanzaban tus ojos musos
y lanzaba al viento mi beso en ese esmero
para posarlo ardiente en los labios tuyos...

Luego llegó tu voz en aquel silencio
a mi balcón de invierno anochecido
donde el sol ya no pintaba atardeceres
ni el viento acortaba en besos los caminos...

Y cada estrella del cinto se apagaba
en mis manos vacías de poemas
y evoqué tu nombre en tu retrato
antes que mis ojos, se apagaran con mi pena...

Fue la luz que a mis sentidos vino
como látigo reproche a mi sentencia
abrí mis ojos… Y ya no estabas
porque mis manos solo arrullaban
tu ausencia....

OH ese barco fantasma a la deriva
así en el mar de angustias mi alma lleva
un navegar dormido entre las sombras
buscando un faro que la detenga...

Recuerdo esa tarde tibia de Enero
en que tú eras el faro de mis estelas
y arrullabas mis ojos desde mi infancia
cultivando mi otoño huerto de quimeras.
Pero tu voz llegó, y en mis oídos
una marejada llevó a mi barco a las tinieblas
y lo hundió en los arrecifes del olvido
sellando su fría tumba con tu ausencia.

Por qué evocar, sueños sutiles
Si no hay un faro que me detenga
Solo una luna que dice “tu alma vive”
Ante la desolada inmensidad de las estrellas.

Dónde está ese crepúsculo que añoro
Donde están los dragones de mi lira
Los querubines de esa infancia perdida
Y los arcángeles que custodian mis ojos.

Dónde quedaron esos suspiros de estrellas
Que me fueron cegando poco a poco
Hasta hundir mis sueños en las tinieblas
Y convertir mi andar en un despojo.

Soy la efigie que vaga en esta tierra
Desde un salón gris muy desolado
Ahí, donde anida el alma de un poeta
Lejos del amor y abandonado.

Si viajero que cruzas en mis estelas
Y besas el salón del alma mía
Dejad ahí un rezo y como ofrenda
Una vela de amor siempre encendida.   
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CONFESIÓN
Poema de “Los Salones del Alma” 1980

Cuando viene la noche y en el firmamento
me pongo a contar una a una las estrellas
cansada ya, al rato me duermo
pero haciéndole antes la promesa al cielo
tal vez mañana, termine el cuenteo.
Cuando al salir el sol, escucho en canto de los pájaros
y trata mi lira, descifrar sus gorjeos
busco en las flores la actitud de sus danzas
para saber si están ligadas al viento.
Más, cuando quiero esculpir una lágrima
para formar la sinfonía de un verso
en la última estrofa, queda muda una palabra
y cansada ya, al rato me duermo.
Al despertar retomo mi sinfonía
del largo poema de seguir viviendo
y cuando a veces no me calzan sus rimas
detengo mis pasos, para hacer un recuento.
Y si mañana no gorjeen los pájaros
las estrellas no salgan, y no escuche el viento
la última estrofa, pondrá fin a la frase
y una lágrima abrupta, le dirá que yo he muerto.
Si la rima no calza
y quedo trunco el cuenteo...
... de lo que hice en la vida
juzgará el Señor de los cielos. 
 .

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Encuentro Con Gustavo Adolfo Bécquer
“¿Volverán las oscuras golondrinas...” maestro Bécquer?...

/Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido... desengáñate,
¡así no te querrán! .../

Así habló el poeta a mi alma
desde las sombras de mi noche...
Quiso tomarme
Quiso pararme
Quiso abrazarme

y arrancarme de los espectros...
Más el túnel me absorbía

me llevaba hacia el abismo
y mi mano se soltó de su mano…

El maestro poeta me miró
y sin contener su llanto
tendido en el suelo quedó
exclamando...


"Dios mío que solos quedan los muertos...".

Patricia Téllez, 1958. Hija de Luis Téllez Viera quien fuera unos de los precursores y gran folclorista de la Cueca Centrina, y doña María Magdalena Mellado profesora básica rural. Se inició en el campo de la poesía a la edad de 7 años, participando en talleres infantiles, juveniles, Unión de Escritores Jóvenes. Participó en la década de los 70 en el taller Andamio del programa Nuestro Canto de radio Chilena. Cuenta con una publicación de un libro poemario Los Salones del Alma, en su juventud colaboró con revistas estudiantiles hechas a pulso, y con muchos escritos que aún no han sido publicados. Se dedica hasta la fecha además, a la investigación folclórica, básicamente orientada hacia el estudio de los orígenes y heraldos de la Chilena o Cueca Tradicional, cuyos estudios los inició a los 11 años de edad con el maestro investigador y compositor Fernando González Marabolí, formando parte de la escuela Maraboleana. Ha colaborado con conocimientos en la grabación del disco del conjunto escuela LOS CHINGANEROS Cuecas de Barrios Populares, y aportó conocimientos en el libro Por la Güeya del Matadero Memorias de la Cueca Centrina.
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SE ENRIQUECEN DE MANERA DESMEDIDA a costa de la salud, la educación, la vivienda, y cada uno de los servicios básicos

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por Diamela Etit







 
La democracia chilena opera como una mera fachada. Las políticas asistencialistas de este tiempo devastador cumplen con el propósito de sostener –mediante redes precarias– a los ciudadanos más pobres.
Pero el punto más urgente es cómo poner coto a la riqueza, establecer en ese ámbito (ferozmente concentrado) los límites más estrictos para restituirle al aparato social la democracia perdida. Se enriquecen de manera desmedida a costa de la salud, la educación, la vivienda, y cada uno de los servicios básicos.

Se enriquecen extenuando los cuerpos materiales, concretos, contingentes de más del 90% de los ciudadanos. Desde luego el binominalismo (sostenido y auspiciado por la derecha y parte importante de la Concertación), las restricciones electorales, las insoportables politiquerías partidistas, los conflictos de interés alojados en el Congreso Nacional y en los altos cargos del Estado, la posición acrítica de los medios de comunicación han sido fundamentales para aumentar las máquinas de riqueza que resultan tan destructivas para la integridad de la ciudadanía como una máquina de guerra.

Chile sigue encabezando la lista trágica y peligrosa de la desigualdad. La concentración de riqueza ha sido el territorio salvaje liberado por la política hace ya casi cuarenta años. La desigualdad provocada por una acumulación conseguida mediante la aguda, insoslayable y científica explotación, transcurre en todas las áreas sociales.
No existe en los imaginarios políticos del gobierno y de la centroizquierda concertacionista el deseo ni el diseño de espacios igualitarios. La desigualdad recorre la realidad chilena como una peste medieval, arrasa los sentidos, naturaliza la explotación y el silencio, rearma las dominaciones arcaicas, legitima la constancia del abuso.

Los ámbitos culturales y literarios experimentan idénticas formas de desigualdad, no sólo a través del control mediático y editorial de parte de los reconocidos grupos de poder sino también en lo más pétreo de la desigualdad como es la “cuestión” de género. Aunque la desigualdad en materia de género es planetaria, me voy a referir someramente al intenso “caso” chileno desde la especificidad del espacio literario.
Pienso en las literaturas que trabajan la exploración y proliferación de signos sin incluir a los bestsellers y su pacto con las leyes del mercado. Basta recorrer los medios impresos, los blogs literarios (cuál de todos más alucinante, incluyendo la literalidad del de la Sociedad de Escritores, SECH) los espacios críticos mediáticos, los ránquines, para percibir que la trama literaria está pensada en Chile, desde todos los ángulos, como un reducto masculino.
Espacio perfecto para perfeccionar y profundizar la dominación masculina (como diría Bourdieu). El canon literario nacional se funda en escritores, salvo la presencia siempre polémica de Gabriela Mistral.

Esa lista se repite robóticamente en parte importante de las escuelas y las universidades. Así se sigue inoculando la exclusión y la noción de una literatura como patrimonio masculino desde una estructura política fundada en la violencia. Más aún, algunas veces, las propias mujeres escritoras que comprenden que los espacios para ellas son irrisorios, se alían (contra las mujeres) a estos masculinos literarios pensando (mediante un oportunismo ingenuo) sobrevivir y acaso vivir en el sistema.

Lo que no comprenden (o no quieren comprender) es que ellas ocupan un espacio meramente cosmético (subordinado) en estos grupos de “chicos” y le dan el aura democrática que necesitan para seguir cautivos en un imaginario completamente anacrónico y rígido. Porque a la hora de las grandes disputas, de las discusiones, de la negociación o la guerra por el espacio, la batalla es “entre hombres”.
Nada ha evolucionado en Chile desde las primeras décadas del siglo XX cuando Pablo Neruda, Pablo de Rokha y Vicente Huidobro se despedazaban por ser “el mejor de todos”. Pero estamos en el siglo XXI.
Las izquierdas chilenas, continúan tan conservadoras como la derecha en materia de género, más conservadoras aún las izquierdas en materias artísticas y literarias. Los escritores, más allá de sus declaraciones de modernidad, de su globalización, de sus viajes por el mundo, del uso de nuevos soportes tecnológicos, continúan absortos en una forma de tribalismo, profundizan las prácticas antidemocráticas literarias y así colaboran, desde el frente cultural, a la profundización de la desigualdad...

Las mujeres en Chile ganan escandalosamente menos que los hombres y las escritoras también ganan mucho menos que los escritores porque su presencia pública es ultra restringida en: viajes literarios, jurados de concursos, columnistas, participaciones en congresos y eventos literarios, traducciones, en fin, una abierta asimetría en toda las áreas de actividades remuneradas y productivas. Lo que quiero señalar aquí es que el ámbito literario chileno se sostiene y pervive desde una forma de totalitarismo gracias a la infra representación pública de las escritoras.

Desde luego hay gestores culturales, escritores, críticos literarios y lugares que apuestan a modificar este “estado de cosas” y buscan “producir” democracia y eso es muy positivo, pero son gestos, lugares minoritarios aunque memorables porque están insertos en la épica de lo que Rancière conceptualiza como “emancipación”.
El neoliberalismo traza mercados, ordena sumisiones, genera cánones. Las editoriales y los diversos espacios de producción literaria no están fuera de este proyecto, piden la generación de escrituras que les sean funcionales como, por ejemplo, el culto acrítico, desmesurado y cómodo de las literaturas del yo, muy parecidas al yo-yo que el sistema necesita para fragmentar el aparato social.
Eso es no es casual ni menos inocente, es un programa político antificcional para así controlar el desborde de la imaginación y acaso prevenir el desorden.
Y no puedo dejar de pensar ahora, como una anécdota liviana de nuestra fértil provincia, en el sorprendente y posiblemente necesario poema que nuestro escritor y amigo Antonio Skármeta le escribió a la inteligente Camila Vallejo.

Como me imagino que el poema era para resaltar el movimiento estudiantil y no por un mero gesto machista alojado en el reducto ambiguo de la galantería a una “musa” o a una “dama” (como diría el presidente Piñera) espero ahora con interés el poema que le escribirá -ojalá lo antes posible- a Gabriel Boric, el nuevo Presidente de la Fech.

viernes, 13 de enero de 2012

Marianela Puebla: Cuestión de entendimiento

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Cuando don Otto, muy galante, se presentó con una rosa encendida en la cantina de doña Dulcinea de Catapilco y se la entregó con una amplia sonrisa, la dama expulsó un grito tan brutal que atravesó el Aconcagua y dejó sordas por varios días a unas pobres vacas que apaciblemente pastaban en el lado argentino. Don Otto tan gentil no entendió este gesto de desagravio de la dama en cuestión y procedió, como buen caballero español, a pedir otra cerveza bien fría, mientras se desbarataba en elogios hacia la airada mujer. Mire don Otto, ya se lo he dicho antes, pero usted no escucha, yo soy mujer de un solo hombre, mi añorado Sancho Panda. Hace unos meses que acompañó a ese hidalgo de Tucapel que se hace llamar don Quijares de la Pinta y que yo pienso anda más loco que una cabra. Ese señor engatusó a mi Sancho con la promesa de darle en recompensa por su lealtad y servicios, unos terrenitos que piensa salvar de las manos de unos extranjeros, que dicho sea de paso, los tomaron a la mala y con la venia de Bienes Nacionales. A todo esto mi pobre Sancho que es muy crédulo y con la esperanza de contar con un pedazo de tierra y así casarnos, se embarcó para el sur con ese señor y no he sabido nada de él. Yo lo espero y sufro mucho pensando que no le haya pasado nada malo por esos inhóspitos lugares. Ese es el cuento, señor mío, para que usted no se haga ilusiones conmigo.

Don Otto la miraba embelesado, esos hoyuelos en las mejillas de manzanita lo volvían loco, esa boca carnosa y esas chispas candentes de sus ojos cuando se enojaba, lo incitaban más aún a declararse su más asiduo admirador. Todo en la dama le atraía enormemente que fue como si no escuchara nada de las inflamadas quejas de la señora. Sólo atinó a pedirle con voz de enamorado otra cerveza muy fría, pues su presencia le activaba la sangre de una forma peligrosa, encendía su piel y un copioso sudor bañaba todo su cuerpo como tarde de verano. Doña Dulcinea, le he traído esta rosa encarnada que semeja sus labios en flor, le ruego que la acepte. Don Otto, usted no escucha nada, está más sordo que una tapia y eso es ofender a las tapias que por estos lados están llenas de orejas y los chismes andan sueltos por la calle. Entienda mi señor que estoy comprometida y no se haga ninguna ilusión de que deje a mi Sancho por usted. Primero mírese al espejo, usted está requete viejo para mí, casi calvo, y desdentado, debería darle vergüenza a su edad pretender algo imposible. Mi querida Dulcinea, usted es la que no entiende, se va a quedar para vestir santos, ese Sancho es muy picado de la araña yo no metería las manos al fuego por él, a esta hora estoy seguro que está disfrutando a alguna mujer sureña. En cambio conmigo, usted no estaría mal, a pesar de tener unos añitos más, tengo casa propia, algunas rentas de otras propiedades, soy jubilado de la armada y la amo locamente, usted es mi Dulcinea y yo sólo su humilde y amante Otto. ¿Qué le parece? La mujer se quedó con la boca abierta, no se atrevía a contestar, estaba anonadada, sólo optó por servirse una cerveza y se la bebió de un trago.

Doña Dulcinea no me conteste, déjelo así y sírvame otra cervecita para acompañarla, yo invito, por hoy sólo quiero contemplarla y si usted no tiene problemas, le pediría que lo piense con calma, conmigo tiene su futuro asegurado y podría dejar esta taberna del demonio. ¡Pero, don Otto!, exclamó la mujer con un chillido que los otros parroquianos tuvieron que taparse los oídos. ¡Qué mujer más gritona!, no la quisiera para esposa, dijo un hombre que compartía una mesa con un amigo en una esquina del local, con razón el Sancho se arrancó para el sur, quién puede soportarla, le contestó en voz baja el otro. Ese viejo, está chiflado por la gorda y muy sordo, observa como la mira embobado. Fue el comentario de los hombres y siguieron en lo de ellos. Don Otto se sirvió la última cervecita, su cabeza ya daba vueltas y se retiró del local haciendo lo mejor que pudo, una venia a doña Dulcinea. Para sus adentros se dijo, vieja de mierda, cree que me va a vencer, no sabe como soy yo de empecinado, así me gustan las hembras de bravas, y a ese guevón del Sancho, que se quede a freír patos con el menso don Quijares, aquí yo le como la color y ¿qué? Mañana vendré con alguna burrada para que pique la vieja, jajaja. Sólo es cuestión de entendimiento. Y el anciano se fue riendo por el camino a su casa, pensando en una nueva estrategia para conquistar a la esquiva mujer.



Reseñas acerca de su obra:

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jueves, 12 de enero de 2012

POR LA CHITA. Monería del escritor Jorge Montealegre I.

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Murió la mona Chita y se supo todo: no era mona ni se llamaba Chita. El chimpancé era mono (macho y no hembra) y se llamaba “Jiggs”. Un dato freak, diría mi hija. Los admiradores de Chita fuimos víctimas de la confusión hollywoodense, pero no tiene importancia. Sea cual sea la verdad sobre la mona Chita, lo más probable es que no tenga trascendencia y si la tiene no afectará la cultura de las nuevas generaciones. Sin embargo, hay “tonterías significativas” -como dice Bernardo Subercaseaux- que revelan una cultura. Y si están en los libros del colegio es delicado. Por ello, no es una monada inocente cambiar los textos de estudio y crear confusión respecto a la verdad histórica. La forma es habitual, entre nosotros: se reemplazan palabras exactas por eufemismos que, como me escribe el poeta Alejandro Pérez, “infectan la narrativa de la historia”; y así llamamos “Pacificación de la Araucanía” a un genocidio y –ahora- donde dice “dictadura” dígase “régimen militar”.

El cambio intencionado es, evidentemente, para oficializar ante los niños y niñas –la ciudadanía de mañana- una versión conveniente de la historia para la imagen de un sector. ¿Quiénes hacen el cambio? Los civiles que colaboraron con la dictadura y que –como son civiles- se dejan de un plumazo fuera del escrutinio a un “régimen “militar”. Salvan su responsabilidad cómplice radicando los efectos de la dictadura solamente en los uniformados. Es cierto, como ha dicho el presidente del partido del Presidente, que la palabra “dictadura” es una expresión peyorativa; es decir, que indica una idea desfavorable. “Régimen militar”, en cambio, es una expresión más amable, más favorable para quienes colaboraron con la dictadura. Es más “general” y al mismo tiempo –a propósito de generales- es convenientemente específica: al instalar un concepto que diluye la participación protagónica de los civiles que sostuvieron y se beneficiaron en ese gobierno. Ahora que han vuelto a La Moneda utilizan el poder para blanquear su propia imagen –y de la parentela- “ante la historia”. El cambio es más ladino que científico.

Una palabra exacta deviene peyorativa cuando a quien califica le parece inadmisible, ofensiva, no se reconoce en ella; sea por vergüenza o por presión del entorno social y el sentido común. O porque culturalmente preferimos usar un eufemismo que reemplace lo que la palabra representa. Y ese es un ejercicio que practicamos a diario, minimizando lo que no nos gusta de nosotros. Es fuerte la palabra “pordiosero”, para designar a quien pide limosna en la calle; pero como suena peyorativa y nos incomoda mejor llamémosle “persona en situación de calle”; si en esa calle hay un hoyo, para no caer en honduras, en la Intendencia se les llama siúticamente “eventos”. Sin duda un evento es más fino que un hoyo, pero el cambio de palabras no ha mejorado los caminos ni evitado los accidentes.

Diccionario en mano, una mujer que se dedica al servicio doméstico es una “sirvienta” y se le trata como tal –con toda su carga peyorativa- cuando se le exige marcarse con su delantal para que nadie del club exclusivo o del edifico elegante o del condominio pirulo se vaya a confundir y pudiera tratarla como si fuera de la misma clase y se vea libre de sospechas; pero, claro, desde hace mucho no se le dice “sirvienta”: para que no vayan a pensar que todavía hay visos de feudalismo por estos pagos, mejor digamos que la sirvienta es empleada; y si aquello todavía suena duro, digámosle con más cariño “nana”, endosándosela a los niños: la nana es de ellos. Pero como ello es poco formal a la hora del contrato o del censo, se le ha llamado “asesora del hogar” o “trabajadora de casa particular”, esto último parece más correcto; pero en el fondo –especialmente cuando la trabajadora está “puertas adentro”- lo que se tiene en la casa es una sirvienta. Pero es inadmisible en la mala conciencia.

En fin, es mejor decir al pan, pan; al vino, vino; y a la dictadura, dictadura. Volviendo al recuerdo de Chita, el primate que todos conocimos –simpático chimpancé o temible gorila, ya da lo mismo- valga reiterar un viejo lugar común: aunque la mona se vista de seda ¡mona se queda!
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martes, 10 de enero de 2012

Comentario al libro “Conjuros, lo importante es el ritual” de Jacqueline Lagos

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CONJUROS. Lo importante es el ritual
Autora: Jacqueline Lagos
Primera edición: enero 2011
Segunda edición: mayo 2011
100 ejemplares numerados.
Editorial: Una Temporada en Isla Negra
Diseño portada y fotografía interior:
Cristóbal Sandoval Lagos
Fotografía portada: Danika Nonero
Colaboración especial: Cristina Aron
Maqueta portada: Américo Robles Aguirre


Por Nelson Adrián Clavería Pizarro:
Pluma en vuelo o la acertividad del cariño

Jacqueline ha lanzado su tercera publicación: “Conjuros, lo importante es el ritual” después de su obra prima: “Mis primeros años” y su novela “Una Bruja Emplumada en el Tzolkin”. Esta es una obra de poesía principalmente, aunque incluye prosa y el aporte de otra escritora: Sol Solar.
Como ella misma afirma, es su última obra, cosa que leeremos como la conclusión de una etapa, el “cierre de un círculo”, como ella diría. Así que suponemos en esta obra a una autora madura, que nos manifiesta a plenitud su mensaje usando su propia estética y estilo, en las siguientes líneas intentaremos hacer acuso de recibo de ambos aspectos de un mismo todo: su “conjuros”

I.- ELLA

Suelta su pluma sin miedo, es una exploradora, pero no para buscar tierras que conquistar o pueblos para someter, sino para explorar lo que tenemos más cerca y que nos define sin ir a ninguna parte: nuestros sentimientos, sensaciones, deseos y todo lo que puede albergar el alma humana.

¿Por qué bruja? ¿Por qué conjuros? Quizás porque es como las viejas instituciones han identificado el poder femenino para luego tratar de enterrarlo muy hondo o quemarlo en la hoguera. Pues entonces a levantarse con esa identidad, a vestir el antiguo manto para enfrentar el fuego de los modernos exorcizadores, (¡atentos! quizás podemos ser nosotros mismos). Este conjuro es un ruego encarecido a las mujeres para emprender el vuelo y sobre todo a nosotros los hombres para que cometamos ese acto de humildad que tanto nos hace falta, para que pronunciemos nosotros al fin el conjuro liberador, las palabras de perdón que podrían inaugurar una nueva era ¿y qué más femenino que eso? ¿Qué más cariñoso que cambiar el garrote por un susurro al alma?

¿Para qué todo esto? ¿Podemos acusar la labor de Jacqueline como algo ocioso, anacrónico o extemporáneo? Como quisiéramos evadirnos, pero si admitimos que la relación de pareja, la armonía de la familia no importan, claro, pero eso sería admitir que la felicidad humana está en el dinero que ganemos, en las cosas que compramos, en los bienes que vamos consumiendo. Otra vez sería el intento de querer definir la alegría de la vida como algo posible de objetivar y de medir. Otra forma de intentar negar que la felicidad está dentro de nosotros, en nuestra alma y en el alma de los que queremos y allí los cálculos matemáticos de poco sirven. Pero si hay cifras: la cantidad de mujeres criando solas, la crisis de las relaciones intergénero. La cantidad de padres huyendo de sus obligaciones con sus hijos e hijas ¿Acaso no es urgente enfrentar todo eso? Y frente a esto es que Jacqueline propone un cambio de enfoque: la finalidad no son las rejas ni los castigos, intentémoslo con otras armas: la palabra, la seducción, la magia cotidiana, la pluma que a pesar de ser sutil, debe ser capaz de “rajar” el alma, eso si, con la promesa anticipada de sanar la herida.

Quisiéramos escapar de esta encrucijada, de este emplazamiento y preguntarnos ¿Por qué Jacqueline no escribe sobre otra cosa? ¿Por qué no escogió otros motivos para su poesía? Y podemos contestarnos con otra pregunta: ¿Se puede en medio de una guerra alabar el vuelo de una mariposa? Y Jacqueline, y nosotros y todos, estamos viviendo el clímax de la guerra más larga, la más dura, la no declarada: La guerra contra la incomprensión hacia ellas. Y esta es una guerra que traspasa todo, lo que fuimos y lo que somos, hemos sufrido por milenios sus consecuencias y puede ser aún más devastador si no reaccionamos ya.

Sol Solar nos representa el guerrero, pero no el que siempre hemos querido ser: el conquistador de mundos y aplastador de enemigos. Nos insinúa que ese guerrero ya sucumbió en muchas guerras. Sol se esmera con mano pequeña en bosquejar el guerrero que se necesita para la nueva era: que lucha consigo mismo: sensible, capaz de reconocer el amor y rendirse ante el afecto, Sol Solar es La prosa justa que complementa el moderno pliego de Jacqueline, casi escrito a mano, casi enrollado y amarrado con una trenza de cabello para casi hacerlo circular a galope clandestino.

De modo que en este juego de géneros y actitudes, la pelota vuelve a nuestras manos con la quemante pregunta: ¿cómo se responde a un ritual tejido por cuatro manos?

II.- NOS

Antes de seguir, dejar sentado que este comentario no tiene una pretenciosa intención de universalidad, está hecha por una persona concreta, un pulso masculino en circunstancias particulares. Intentaré ser honesto aunque sé que es muy difícil, ya que si recurriera a lo de siempre podría estar tranquilo, cualquier juicio de este estilo estaría apoyado por el juicio común, la opinión de todos, el respaldo de una sociedad machista que nos ha formado desde antes que tengamos memoria. Cuesta siquiera imaginar un juicio propio, una opinión enteramente nuestra, podemos creer que ha surgido desde nuestro yo profundo, pero ha sido susurrado por las miles de voces, las viejas voces de nuestra mente que han construido el gran embrujo de las ilusiones. Intentaré, de todas maneras, ser sincero.

Sin duda que esta obra tocará otros corazones de otra manera. Confieso mis limitaciones, no puedo ir más allá de este comentario, no puedo escudriñar más de lo que veo, no puedo estallar las rejas de mis esquemas. Quizás algunos de ellos, y sobre todo ellas, se atrevan también a compartir sus impresiones, experiencias y pareceres. Debemos suponer que es posible un contraconjuro y no hay más que construirlo entre todos y todas Si estas líneas ayudan a eso, me sentiré feliz de contribuir al ritual.

¿Querer explicar la poesía y prosa de Jacqueline? Sería otro grave error, el error cometido mil veces por quienes quieren siempre develar los misterios y explicar y explicar… ¡No!, las letras de Jacqueline hablan por si solas, tienen mil significados, es más, cada vez que se leen pueden evocar cosas nuevas o develar significados distintos ¿para qué entonces tratar de fijarlos? Además, sería tratar de meternos en la complicidad sagrada que surge entre la escritora y su lector/lectora. Mejor dejar fluir la magia de esta relación.

Esta obra nos obliga a abrir las sensibilidades para que entre el universo entero por cada poro de nuestra piel ¿Hay algo más difícil para nosotros, que aprendemos desde pequeños a ponernos duros, a tensar nuestros músculos y avanzar, no importa donde sea, no importa contra qué o quienes, pero hay que dejar todo atrás, al final lo logrado justificará todo lo que haya quedado en el camino? ¿lo justifica realmente? ¿No será que importa más cada huella dejada por nuestros pasos que la distancia recorrida?

¿Por qué este comentario? Eso también lo encontramos en sus propias palabras “porque se están develando los misterios” y eso nos asusta por dos costados: primero lo inesperado que vayamos a encontrar, pero también por lo que sabemos que vamos a encontrar: nuestras culpas y omisiones, la cloaca que hemos ido llenando de a poco quizás, pero por cientos, por miles de años. Porque ya es tiempo de aguantar el hedor y siquiera asomarnos a ella.

Pero ¿cuál es el miedo que nos ha mantenido prisioneros por mas de dos mil años? Tal vez es el mismo con el que ha partido este artículo, el miedo a quedarme corto, a no dar el ancho, a no ser capaz de llegar hasta el fondo, pero aún más quizás, los fantasmas de quedar destruido, de que perdiendo la coraza quede poco y nada, el sentimiento íntimo de que lo que nos hace fuertes es al mismo tiempo nuestra mayor debilidad…

¿Qué podemos alegar en nuestro favor? ¿Que el mundo camina gracias al impulso masculino por incontables centurias, que gracias a este impulso se han elevado grandes construcciones, las carreteras, la producción? Pero eso es una triste defensa hoy en día que el planeta camina a grandes pasos hacia el colapso ecológico, que la violencia política y militar dominan las relaciones de los pueblos y que grandes masas han sido condenadas a la hambruna por un sistema económico que a fin de cuentas no ha resultado tan eficaz. Seamos sinceros, hemos combatido el fuego de la magia primitiva con el fuego del exterminio ¿Hay algo mas vergonzoso?

III.- ¿Antecedentes literarios?

Quisiera ligarla a María Luisa Bombal, por ejemplo, que es una de las primeras escritoras chilenas que empieza a escribir con pulso de mujer; a Gabriela Mistral, poetiza y maestra surgida de tierras diaguitas que fue capaz de aportar a la estructura educacional mejicana; Quizás a sor Juana Inés de la Cruz, mártir mejicana del machismo latinoamericano que la iglesia de su tiempo confinó al silencio y enclaustró su pluma en el blanco de las paredes de su convento, por el solo delito de ser buena escritora y mejor que muchos; A una Marta Brunet que con su “María nadie” hace una feroz denuncia; o a Marcela Serrano, justamente reconocida con el premio “Sor Juana Inés de la Cruz”, etc.- . Pero Jacqueline no se vincula, su poesía obedece a pulsos internos que surgen a ritmo propio. Si intentamos clasificarla se escurre otra vez como sutil pompa de jabón que se deja elevar por el viento hasta quedar lejos de nuestro alcance. No, ella es profundamente contemporánea, vive su presente a todo lo que puede, y en ese vuelo se vincula a la filosofía maya, a la cosmovisión mapuche, a la magia de la vida. Eso si lo reconoce y “se hace cargo” plenamente.

¿Definirla socialmente? Es una tarea inútil, ya que no es heredera del feminismo a la europea que llegó por los años 80, proclamando por radio tierra y otros medios escritos el derecho al aborto, al auto placer, a la disputa con el varón, etc.-etc.-. ¿A Helena Caffarena que dio su vida por el derecho a votar? En su poesía reclama mucho más que votar junto al varón, quiere mucho más, si tuviéramos que traducir su literatura en propuesta política tendríamos que imaginar un “consejo de las madres” o algo así, con competencias exclusivas, tomando decisiones que todos deberíamos acatar, pero no porque fuera un decreto obligatorio, sino por cariño, por protección, por que sabríamos que es por nuestro bien. No, Jacqueline es más latina, más nuestra, ella lucha por restablecer el vínculo cósmico entre lo masculino y lo femenino como dos caras de la misma moneda, como la dualidad de la que surge todo, como el equilibrio que defienden las cosmovisiones originarias.

¿Delia Domínguez, Marta Catalán, Jacqueline Lagos? Tampoco podemos unirlas a pesar que las une el mismo territorio, porque no forman escuela ni corriente alguna, ¿Podemos pensar en egoísmos, individualismos, o quizás que otras anti virtudes? No tenemos derecho porque son tierras inexploradas para nosotros, porque no debemos proyectar nuestra necesidad (¿debilidad?) masculina de formar ejércitos y establecer alianzas para luchar nuestras batallas. Las mujeres funcionan de otro modo, como Las machis mapuche que necesitan de otras machi diferente con las que deben lidiar, así prueban sus destrezas, pulen sus poderes, aumentan el poder de sus conjuros y sanaciones. No podemos pedir a las machis que lleguen a paces o armisticios: o se hacen mejores o mueren.

IV.- Conclusiones

Es una época de revelaciones, y sin duda Jacqueline va por ese camino, y a la vez una época de revisiones. Debemos revisar con urgencia hacia donde nos ha llevado la racionalidad imperante y la tecnología que resulta de ella. Debemos revisar nuestra relación con la naturaleza, Debemos revisar la política, que son relaciones entre los pueblos y sus gobernantes y debemos revisar las relaciones de género, que es nuestra conexión con el cosmos, como tan sabiamente nos advierte Jacqueline.

Menos mal que Jacqueline escoge la poesía, menos mal para nosotros que es capaz de generar belleza de lo que pudo haber sido un insulto, una bofetada, mil bofetadas, interminables bofetadas hasta quitarnos de la cara esa expresión impasible y serena de zombi manejado por una voluntad ajena. Ella en cambio escoge la poesía suave y delicada, pero con un objetivo claro, “como algodones blancos en línea recta” y esto queda patenta en la descripción de Osorno, una descripción hermosa, amorosa, donde se destacan cualidades, y no se menciona, como en la descripción de un amante, lo que duele: y lo que duele en Osorno son las cifras sobre violencia intrafamiliar, sobre el daño a los y las menores y la violencia hacia las mujeres, en los que desgraciadamente lideramos las encuestas nacionales.

No podemos seguir evadiendo las heridas internas, cubriéndolas con bolsas plásticas, así solo empeoramos las cosas.

Pero más, mucho más hay en la poesía de Jacqueline, un mundo femenino lleno de sutilezas y detalles, imágenes de estrellas enredadas entre las servilletas. ¿Algo de altanería literaria? tampoco lo veo, sobre todo en el manifiesto con que termina su libro, en el que confiesa que no ha leído mucho de lo que le han sugerido. Pero quienes consideramos que se debe escribir bebiendo siempre de los manantiales de la vida y que para avanzar no siempre es necesario hacerlo por caminos gastados no tenemos problema. ¿Qué se corre el riesgo de repetir, de encontrar algo parecido? Pues que bueno sería encontrarnos con otra, y otra que se atrevan a desafiar “al imperio” con el deseo de hacernos mejores, y ojalá esas algunas se conviertan en multitud.

Volvamos a la pregunta inicial ¿Para qué este comentario? Para una sola cosa: solicitar que esta obra no sea la última, que esa sensibilidad es para nosotros/as imprescindible, que motivos para escribir aún quedan muchos, Estas líneas no son más que una rogativa; para pedir a la Tierra Madre que vuelva a tocar la pluma de Jacqueline. Ese es nuestro contraconjuro.

Noslen 2012

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