domingo, 17 de abril de 2011

Poeta y Pintor: Alejandro Ananías Saavedra

 .



“Proyecto de Obras Completas”
Ediciones La silla 2011





FRAGMENTO DE “EL BOSTEZO
Capítulo I
.
Ese estilo caballerístico,
de hombres con buen sueldo y casa suburbio pagada,
es un estilo cuidadoso y sigiloso cuando se trata de válvulas de escape;
( las consabidas ventanas de los psicólogos);
ese hombre sigiloso, escogiendo rincones con luz a media luz
para perpetrar su desahogo
con tanta siembra y cosecha en la huerta de una familia que adora,
al igual que quien le ayuda, en los rincones,
a apagar la media luz;
hombre de parcela lo llamo,
con trabajo bendecido y eyaculaciones multilaterales,
se las arregla, de una u otra forma
para que lo sigan saludando respetuosamente
en los clubes socialité,
donde beben Bourbon otros sigilosos
otros trabajadores
otros eyaculadores multilaterales;
es la ley de la ciudad pequeña,
cuando las culpas y los desórdenes maritales
desaparecen en el matrimonio del siguiente sábado,
oportunidad perfecta para seguir apretando manos
para que la abnegada compañera luzca su mejor vestido,
que de seguro,
será comentario obligado en la peluquería de día Lunes.

Sabrán de conciencia o
¿ Serán discípulos de Diógenes?;
sabrán de la preparación de las hostias,
que tragan con los ojos cerrados y caminan de vuelta al banco
donde espera una tranquila esposa, una agradecida mujer
que no se da cuenta de que cada día
la eyaculación disminuye en volumen
a la vez que aumentan las horas de televisión:

este hombre parcela, que entra y sale
( textual )
de cuanta comida aceitosa se le ofrezca,
discípulo obediente de Diógenes
 ( quizás sin saber quién era éste ),
sigue su ritmo de felicidad polietileno
a la vez que su sueldo sigue aumentando
debido, como es natural,
a su eterna sonrisa descansada;

porque la parcela tiene límites,
fronteras que le dan nombre y apellido al super eyaculador,
y por ende a toda su familia (este falo socializador!);

el recinto tiene una puerta en el frente
que generalmente deja junta
en sus noches de vicioso descanso
mientras la señora eyaculada duerme a los niños,
alguna vez eyaculados;

el se desliza como lince entre los faroles
encendidos
de un apetito que lo mantiene ansioso
con un cosquilleo en esa parte inferior del
instrumento,
buscando en la oscuridad
la mano que le quite la sensación de pepita de
oro
incrustada allí abajo,
donde comienza y termina su multilateralidad.

¡Ah!, y esos otros, que son unilaterales
fervientes esposos y padres, con sus libros antiguos
que van cambiando el rumbo y el tono
de pensamientos que insisten
en recordar la pepita dorada,

arrinconada en una virilidad muerta por la
soberbia

de los aspirantes a la superioridad moral;
ese aspirante, que al pasar frente al prostíbulo,
siente entre un miedo y una comezón
en la base de un escroto, acostumbrado ya
a actuar mecánicamente ( por más agüita que le eche a la plantita );

esos prostíbulos, tan desconocidos, que llenan
de imaginación fantasiosa su sistema para-simpático

haciendo de la velada nocturna marital
una suerte de rito sacrificador de deseos muchos más grandes y violentos

que el orgasmo brindado por su mujer;
es que así es el hombre parcela,
siempre dejará la puerta abierta para no sentir
el abismo de mirar a las prostitutas sin maquillaje;

se moriría de vergüenza, se retorcería su hígado
de whisky 12 años,

peor aún,
vería en la trabajadora sexual
el rostro de su mujer aquellas mañanas de lunes
cuando, descansado, sale a regalar su sonrisa Diogeniana
en los clubes socialité.

Y aquellos solitarios, con otro tipo de recintos protectores,
salen en sus noches de hambre y nervios testiculares
en busca de la mina que esconde el oro, aquel oro
convertido en obsesión para un caballero masturbador de eyaculaciones;

son los más caballeros, los mas sonrientes,
con esas máscaras de joven tierno y sensible
pero con dentadura careada de tanto limpiar comida atascada;

son cuidadosos en elegir vagina disponible,
no poseen afán de compromiso más allá de extraer
aquel oro arrinconado al final de su instrumento de batalla;

se les ve caminando por las calles,
buscando palomillas que no saben muy bien
el arte de la danza del pelo;
es que no han reparado en esa venita amarilla
entre ombligo y pubis;

son hombres de parcela heredada,
con doble protección en caso de embarazo embarazoso;

los profilácticos, que tanto molestan a las doncellas,

los utilizan sigilosamente en el preciso momento

cuando una humedad desconocida recorre sus entrepiernas;
una humedad que algún día las convertirá
en una abnegada esposa de un eyaculador multilateral.
El hombre feliz, de parcela feliz y esposa
amargada
es simple-mente un inconsciente,
hijo de su madre
arrancando del incesto con cuanta
lubricación
se le cruce en su camino
de hombre feliz;
este es el caballero simpático
adulador de los pelos femeninos
que se dejan acariciar por estas manos
tan laboriosamente cuidadas por su madre;
no es discípulo de Diógenes, es su
reencarnación,
paseándose por el paisaje de senos y nalgas
que le brinda la levedad de su cuerpo fe-liz;

su trabajo es el eslabón para atrapar
de chincol a jote,
con esa sonrisa encantadora de niño bueno
pero con el instrumento listo para la
metralla aburrida
de tanta amabilidad
de tanta acogida
de tanto suburbio;

es el hombre fe-liz, buscador de adrenalina
mas allá de su gigantesca parcela
buscador del oro aceitoso que lo relaje al
dormir
en las noches de aburrimiento
junto a su mujer
de martes a domingo,
con el televisor encendido.


POEMAS DE ACUARIUS
Capítulo II

Marchan marcialmente las palomas de la paz,
correctamente adiestradas
para convencer al respetable
que no habrá peligro en caso de agresión;

marcialmente marchan.
--
Tejedora de tardes esperadoras,
cuando el abismo entre rosado y negro
anuncia la llegada del jefe fantasma
con la lista de condenados
a levantarse temprano
para ganar pan;

vendiendo pan en las esquinas acomodadas
de los recintos dormidos;
para ganar pan vendiendo
en los recintos dormidos.
--
Un poco de vino reparador para mejorar
el pulso invisible
de quien acompaña un cuerpo cansado
de tropezones y piedras rosadas;

piedras rosadas,
cuando dirán la verdad?;

piedras rosadas; cuándo dirán la verdad?
--
Pretendiendo una marcha blanca,
de blancura
desarchivada con estrategia criminal,
los veteranos de todas las estupideces
mueven al viento sus muletas
mientras otro viento azul moja sus barbas cansadas;

los veteranos de todas las estupideces
prefieren no afeitarse.
--
Ahora son dos los gorriones rosados
que andan atravesándose por los caminos
del viajero nocturno;

uno de ellos se llama voluntad
el otro resistencia;

el otro se llama resistencia.
--
Voluntad trata de enarbolar
una bandera
negra
pero su pequeño cuerpo desfallece ante
la inmensidad
de la ausencia de luz;

resistencia baila en las calles
con tres banderas coloridas
de largos mástiles amarillos.
--
El bostezo como señal inequívoca
que algo anda muy mal
o anda muy bien;
para algunos un miedo rondando
        el contorno de un cuerpo feliz
                    ( hasta entonces ),

para otros, el aburrimiento
de tanta bandera blanca amarilla
en los techos coloniales de los recintos dormidos;

o algo anda muy mal, o bien, algo anda muy bien.

Alejandro Ananías Saavedra. Concepción el 6 de febrero de 1962. Ingresa a la carrera de Ingeniería Civil Química en la Universidad de Concepción, obteniendo el titulo en 1986. En 1990 obtiene un diplomado en Administración y Finanzas en la misma casa de estudios. Hacia el 2002, ingresa a la carrera de Sociología, estudios congelados al día de hoy. Es  además un apasionado pintor surrealista, inspirando su proyecto plástico en la obra de Matta. Parte de su material poético es posible encontrarlo en diferentes portales de la red Internet. Libros Publicados: Linternas del día, Ediciones Escaparate, 2003. Clínicamente probado, Mosquito Comunicaciones, 2006. Mitología Subterráneo, Ediciones Mantra, 2008. Viaje Psíquico, Ediciones La silla, 2009. Proyecto de Obras Completas, Ediciones La silla, 2010.
.

2 comentarios:

  1. Escapé de la poesía, siempre he sentido una sana envidia por el trabajo de los poetas, leyendo el trabajo que presentas renació en mí esa pasioncilla que más bien es de admiración. Gracias por la entrega.

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  2. SIEMPRE LO HE ADMIRADO ME GUSTARÍA ESCRIBIR COMO USTED PARA PODER VER MÁS ALLA

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