domingo, 31 de mayo de 2009

Monarquía, propuesta dantesca hacia la felicidad humana



Estela Socias Muñoz
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“… el género humano se asemeja más a Dios, sobre todo, cuando es más uno, porque la verdadera razón de la unidad se encuentra solamente en Él"
.............................................................................................Dante, La Divina Comedia

En el pensamiento político de Dante Alighieri, es el concepto de unidad, de centro gobernante el que nos da el hilván para penetrar en su discurso. Esa unidad 'que tiene su punto culminante en la figura de Dios, es la práctica política que desencadenará felicidad humana. Afirmamos la siguiente hipótesis, que dirigirá nuestro trabajo: Dante postula la monarquía como la forma política por antonomasia que llevará a la humanidad a la paz universal.

Tenemos que comenzar por volcar nuestra atención a la pretendida autonomía de, los poderes, político eclesial, que busca el poeta. Lo que se quiere es la división de éstos, ya que se encontraban concentrados en manos de la Iglesia Católica.

Desde lo anterior se oponen dos reinos, el terrenal y el eterno o espiritual, creados por Dios para ser gobernados uno por un emperador y otro por una autoridad papal, es así como metafóricamente, nos habla en su texto Monarchia, de dos grandes luminares, en donde sólo una cree que conserva el derecho a demandar el poder de las dos esferas, refiriéndose a la opinión de algunos coetáneos:

Dios hizo dos grandes luminares- uno mayor y otro meno, uno para que alumbrase durante el día y otro para que lo hiciera durante la noche; y esto, dicho en alegoría, entienden que eran los dos regímenes, a saber, el espiritual y el temporal. Arguyen después que, así como la Luna, que es el luminar menor, no tiene luz sino en cuanto la recibe del Sol, así tampoco el reino temporal tiene autoridad, sino en cuanto la recibe del régimen espiritual. ( Dante , Monarquía, 91)

Ese régimen espiritual se refiere a la Iglesia, al Papado, no al poder de Dios, pues para Dante no debieran existir intermediarios entre el poder que Dios le otorga a un monarca, Dios inspira su quehacer político. El imperio como Institución, más allá de las personas que lo comanden, es una creación divina; así lo cree Joaquín Barcelo: "El imperio, ..., no existe por voluntad humana sino por voluntad divina", en referencia al Imperio Romano, se concluye que su constitución era necesaria para que Jesús ejerciese su acción redentora, para que el género humano fuese castigado en la cruz.

El Imperio, es entendido como la concentración del poder político en manos de un monarca, el cual debe buscar el bien común. Es la unidad que acerca a la humanidad a la esfera divina, pues ese bienestar común que se persigue debe ser el esfuerzo por establecer la justicia en lo terrenal. Justicia que se conseguirá, según el poeta si el que se logra una unidad que asegure y luche por erradicar cualquier injusticia o prácticas nocivas para la sociedad, la cual unida en conjunto se vuelve humanidad en pro de un proyecto cívico, el: bien común.

El proyecto cívico de la humanidad debe ser mantener la justicia para poder vivir en sociedad y de esta forma lograr la paz universal. La justicia, para Dante Alighieri, consiste en una rectitud, o en una regla que rechaza lo incorrecto. De esta forma la rectitud de las leyes se dictarán en función de la utilidad común. Un mismo fin para toda la sociedad civil. El mundo, por lo tanto se construirá más ordenado mientras más poderosa sea en él la justicia:

La justicia más poderosa se da solamente bajo la autoridad del monarca; por consiguiente, se requiere la Monarquía o el Imperio para la mejor organización del mundo. (Alighieri, Monarquía, 19)

Para el poeta si no existe un centro de poder la ciudad como relación cívica entre sus habitantes desaparecería. Es absolutamente necesario lograr una unidad que conserve la justicia en pro del bien común de la humanidad, esa unidad está representada por el monarca o emperador independiente de los poderes eclesiales. Su mandato debe ser político inspirado en la doctrina de Cristo, pero debe tener autonomía con respecto a las entidades terrenales que simbolizan a Dios en la tierra. Es así como se expresa Dante Alighieri:

… el género humano es más uno sobre todo cuando hay unidad entre todos lo hombres. Y esto no puede tener lugar si no se somete totalmente a un solo príncipe, y consecuentemente, es lo más conforme posible a la intención divina; lo cual es comportarse bien e incluso muy bien.( Alighieri, Monarquía, 16)

Es necesario que sea un sujeto el que gobierne, un monarca que salvanguarde la civilidad, en tanto que la monarquía como forma política por antonomasia, para Alighieri, es el modelo universal a instaurar en el mundo para lograr la paz universal, otorgada por la rigidez de las leyes, de la justicia en manos de un todo político, que nos acerca a lo Uno divino.

Los seres humanos en forma aislada no podrán lograr la tranquilidad necesaria que traerá felicidad al mundo, pues la humanidad como conglomerado dirigido por un monarca que los reúne en la justicia, sólo podrá lograrlo; es así como lo creen Laurano Robles y Luís Frayle, en el estudio preliminar de la edición de "Monarquía" con la que hemos trabajado:

Sólo la humanidad, en cuanto tal, puede asegurar a los hombres la felicidad más completa que pueda alcanzarse en la tierra; lo que no es posible sin la paz, conditio sine qua non para conseguir aquella. De donde se concluye que la " paz universal" es el mejor medio para nuestra felicidad. Paz, a su vez, imposible de obtener sin un o poder único que la garantice. De ahí que el orden del mundo requiera y exija la existencia de una monarquía universal o Imperio. ( Alighieri, Monarquía, XXIII )

Entre los poderes, político y eclesial, existen ocupaciones específicas para cada uno, una terrenal y otra espiritual, ninguna debe entrometerse en el escenario de trabajo de la otra, con referencia a esto se expresan los autores ya citados:

Al Papa compete, pues, dirigir al género humano hacia la vida eterna siguiendo las enseñanzas de la revelación, y al Emperador buscar que éste consiga la felicidad temporal guiado' por los principios de la razón y de las leyes humanas. ( Alighieri, Monarquía, xxx)

La felicidad humana no puede ser alcanzada si la humanidad no doma sus pasiones, es la razón, el intelecto, el cual nos hace universalizar las virtudes morales y nos lleva a la felicidad, en este caso terrenal.

Se nos presentan desde nuestra división básica, terrenal! espiritual, dos felicidades. La felicidad última que puede esperar la especie humana es la contemplación de Dios, felicidad eterna y sentido de perfección; percibamos ese tinte de felicidad en la Divina Comedia:

Por la intensidad del vivo rayo que soporte sin cegar, creo que me abría perdido si hubiera separado de él mis ojos; y recuerdo que por eso fui tan osado para sostenerlo, porque uní mi mirada con el Poder infinito. i Oh gracia abundante, por la que tuve atrevimiento para mirar en la Luz eterna hasta tanto que consumí toda mi fuerza visiva!. En su profundidad vi que se contiene ligado con vínculos de amor en un solo volumen todo cuanto hay esparcido por el Universo: sustancias, accidentes y sus cualidades, unido todo de tal manera que cuanto digo no es más que un pálida luz. Creo que vi la forma universal de este nudo porque, recordando estas cosas, me siento poseído de mayor alegría. (... ) El efecto de la luz es tal, que no es posible consentir jamás en separarse de ella para contemplar otra cosa; porque el bien, que es objeto de la voluntad, se encierra todo en ella, y fuera de ella es defectuoso lo que es perfecto.

El símbolo de la universalidad se expresa en un rayo luminoso, el cual es imposible dejar de contemplar e intraducible la felicidad que genera, es la Luz Divina y eterna. Para el poeta, ésta es la felicidad última para los seres humanos.
Por otro lado la felicidad que compete al plano político, por lo tanto terrenal para el poeta, consiste, según Joaquín Barceló: en la operación de la propia virtud o capacidad (… ) y se representa por el paraíso terrestre (….). Este fin se alcanza siguiendo las enseñanzas racionales de la filosofía al poner en operación las virtudes morales e intelectuales. ( Barceló, Para leer..., 83)

Son las pasiones las que nos llevan, según el Alighieri, a ser injustos ya no encontrar universalidad en el bien común. Es la razón la que debe guiar al Imperio en manos de su Monarca, para alcanzar la paz universal, el reino de la virtud.

La diferencia en los dos escenarios es la que fundamenta la doble conducción, con autonomía, sobre la humanidad, salvación eterna y el fin temporal de la paz universal que lleva a la felicidad. Por lo tanto la monarquía se plantea como la práctica política dirigente que logrará la paz y así la felicidad en la justicia para los seres humanos.


Bibliografía:
1.- Alighieri, Dante, Divina Comedia. (ed) Angel Chiclana. Editorial Espasa, Madrid, España. 1999.
2.- Alighieri, Dante. Monarquía. (ed) Laureano Robles y Luis Frayle. Editorial Tecnos, Madrid, España. 1992.
3.- Barceló, Joaquín. Para leer la Divina Comedia. Editorial Biblioteca Americana. Santiago. Chile. 2003.
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viernes, 29 de mayo de 2009

Por los rieles de la revista En Viaje



por Eduardo Robledo

La manecilla de la pantalla comienza a dar vueltas y el rollo del microfilm de la hemeroteca de la Biblioteca Nacional inicia la historia de la legendaria revista “En Viaje”, cuerpo comunicacional de Ferrocarriles del Estado, la que junto a “Hoy”, “Ercilla”, “Estudios” ha sido sin lugar a dudas la decana de todo el mundo revisteril que ha circulado en nuestro país. En su primer editorial, que data del año 1933 es posible leer lo central de “En Viaje”, “...no sólo hay que ofrecerle al que viaja esa sensación de naturaleza. Es preciso darle también amenidad a la mente”. Entendamos además que las segmentaciones sociales todavía estaban fuera del lente quirúrgico del marketing, por lo que con solo dos pesos cualquier persona podía adquirir un ejemplar.
Por su parte, Ferrocarriles del Estado le dio la manutención a lo largo de los 470 números que distintas generaciones de chilenos pudieron hurgar en sus sabrosas páginas, quedando así en la retina longitudinal de la memoria de nuestra vida republicana y democrática.


Este hito editorial marcó la pauta en los más diversos estadios de la vida social y cultural de Chile. Consecuentemente con ello, conformó un eje distintivo de la más exquisita pluralidad, en cuanto al cobijo de temáticas y opiniones de una alquimia infinita de plumas que plasmaron sus hojas, y en esta ecuación por supuesto la inquieta presencia de lo mejor de la tradición literaria chilena.
La idea visionaria de una revista para un tren cumplió roles y objetivos no pensados. De ser un medio institucional abocado al informe de itinerarios del tráfico de trenes y entretenidos acentos turísticos, llegó a ser la mejor revista de Sudamérica, con un constructo de 50 páginas en sus inicios y más de doscientas en su mejor época.
Este dueto, comunicación y transporte, compensó las infinitas necesidades de toda la gente. Cuando en algunas regiones escaseaba el trabajo, los obreros se transportaban en tren para una búsqueda más expedita de las plazas laborales en regiones vecinas.
A los gustos exigentes del buen vestir aislados de la metrópolis, les calzaba perfectamente la revista “En Viaje”, informándose mensualmente del último grito de la moda y del peinado parisino graficado con viñetas de profusos colores, dicho sea de paso con una publicidad de vanguardia.
Asimismo proporcionó a la vida social aristas insospechadas para la época, de hecho el paso de un tren por una estación significaba un evento que no dejaba indiferente a hombres y mujeres que se paseaban con ocultos intereses de un extremo a otro de la estación con la revista “En Viaje” en la mano, haciendo creer la espera o el embarque de un próximo convoy. Pero las estratagemas disimulaban ansias de conquista o el encuentro de amantes furtivos en el arrebol del ocaso, en el predispuesto desvío a la hora de la misa.

Algunos brochazos políticos
Para no herir susceptibilidades y trastocar de alguna manera la esencia de la revista, se evitó abrirla al frondoso mundo de la política, al respecto, aparecieron solo algunos artículos ocasionales. El que más resaltó tendenciosamente, fue firmado por Guillermo Sánchez y Luis Gonzalo Coloma (1958), dirigentes del Comando Nacional ferroviario alessandrista independiente, titulado “Aporte de Ferroviarios en una Memorable Jornada Cívica”, en que se destacó la celebración del Comando Nacional que hizo posible la llegada de Jorge Alessandri a la presidencia. Según Sánchez y Coloma, la dirección de este braceo iría en pro de “resolver favorablemente los problemas que afectan a todos los ferroviarios, sin excepción odiosa, sin prepotencia de vencedor en la querella del vencido”.


A propósito de brochazos importa mencionar la odisea política experimentada por el patrono de los carrilanos William Wheelwright, al presentar su proyecto del ferrocarril en Chile a los recalcitrantes políticos de la época, en especial la del marqués de Illapel José Miguel Irarrázaval, cuyo discurso interesado irrumpió en el hemiciclo: “Esto no me gusta y no debería tampoco ser del agrado de sus señorías. El ferrocarril significará un golpe de muerte a los birlochos, a las diligencias, a las carretas y a las tropas de mulas. Por eso yo les exijo pies de plomo a sus señorías, antes de dar el irreflexivo paso que se les ha pedido...”. Para suerte de Wheelwright, el presidente Manuel Bulnes contaba con la ejecutiva influencia de Andrés Bello, quien refutará los argumentos del marqués de Illapel. Así un 20 de noviembre de 1849 Bulnes firma el decreto que creaba la “Compañía del Ferrocarril de Copiapó”.

A la altura de los acontecimientos
Pese al carácter de magazine de la revista, ésta se puso en sintonía con los hitos noticiosos del momento que hacían peligrar la paz del mundo, como fuera la Segunda Guerra Mundial. Crónicas, reflexiones y comentarios relataron los trágicos procesos, escaramuzas y campañas de la bota nazi. A pesar que en esos años los soportes comunicacionales eran del todo escasos, igualmente “En Viaje” trataba de mantener informados a sus lectores. Ello explica que desde octubre de 1939 se mantuvo regularmente una cronología de la guerra, firmada por la redacción bajo el título: “Calendario de Guerra”: -Chamberlain y Halifax informan al Parlamento sobre la situación internacional, así como las gestiones de arreglo empeñadas entre Berlín y Londres- Francia intensifica sus preparativos bélicos- El gobierno de Moscú resuelve enviar tropas a las fronteras occidentales- Holanda y Bélgica ofrecen sus buenos oficios ante la crítica situación internacional. Polonia, Francia y Gran Bretaña los aceptan, pero Hitler se limita a agradecerlos.- Ante los ecos de guerra no se hicieron esperar colaboraciones como la de Elmer Green, quien en enero de 1940 comenta: “Gran Bretaña luchará, esta vez empleando la misma táctica que contra Napoleón y Guillermo II”. El escritor de “Contrapunto”, Aldous Huxley, aparece con un excelente artículo intitulado “La guerra no es natural” en que sostiene: “El hombre es el único animal capaz de organizar el asesinato en masas de su propia especie”. “Parece que los testimonios arqueológicos conducen a la conclusión de que la guerra surgió en un momento particular de la historia, en los albores de la civilización”.

En Viaje por el arte
Es sin lugar a dudas una de las especificidades más regulares y metódicas de la revista “En Viaje” en que destacaron Ricardo Bindis y Alfredo Aliaga Santos, dedicados a la evolución y desarrollo del arte chileno. La cuentista y crítica, Olga Arratia, por su parte, lideró cuantitativamente las páginas de la revista con numerosos artículos orientados con preferencia a la crítica y difusión del arte plástico a través de su columna “Glosario Artístico”.
Oreste Plath, fue otro de los concienzudos que escribiera desde los comienzos hasta el final de “En Viaje”. Su esclarecedora mirada y juicios sin devaneos, hicieron de Oreste Plath uno de los investigadores más importantes de nuestro país, buen ejemplo de ello es el artículo “Condiciones Actuales del Arte Popular en Chile”, en que sostiene: “El arte popular sufre alteraciones que muchas veces no corresponden a una evolución sino a una involución. La alteración, la degeneración, la mistificación no es evolución. No se pueden aceptar alteraciones en nombre de una evolución, cuando simplemente es una degeneración. Tambien es imprudente una asimilación forzada porque lleva a la extinción”.
En el área de la plástica escultórica, David Ojeda Leveque percute la memoria en julio de 1960 con la entrevista al premio Nacional de Arte Totila Albert, quien ha destacado entre otras cosas por el monumento que erigiera al pensador uruguayo, José Enrique Rodó. A los 23 años ingresa a Berlín en medio de la barbarie de la Primera Guerra Mundial, en ese cuadro de indefensión humana plasmó sus primeras inquietudes escultóricas. En esa época brillaban las manos de los alemanes Lehmbruck, Baclach y Metzner, éste último simpatizó mucho con Totila teniendo una predilección por trabajar con él. Ante la hiperestesia de Albert, la crítica europea no tardó en reconocer las cualidades excepcionales de este chileno de padre alemán que retorna al país en 1923 cargando la idea de la realización de su primera exposición.
A Leveque le responde sobre el arte –El arte, amigo mío, es ingrato. En estos países de América hay indiferencia de parte del público para valorar y estimular la escultura. Varios factores la promueven: mucha cultura adocenada, mucho deporte en las masas pero falta de vuelo estético. -¿Y en Europa, Albert? –allá es distinto. Se palpa más comprensión hacia la escultura y la pintura. Existe mayor hermandad entre los artistas, más aire de universalidad para crear, menos testarudez crítica para definir limpiamente las innovaciones contemporáneas-.
Pero la verdad, de la grandeza de Totila ya se sabía en Europa y se plasmaba de la siguiente manera “Tiene un estilo muy evolucionado. Por todas sus figuras ha pasado, enloqueciéndolas, crispándolas hasta lo inconcebible, el soplo bíblico del Génesis. De cada estatua, de cada grupo irrumpe el clamor apocalíptico de la humanidad”.

Los guardianes del tren
Son un grupo considerable de columnistas que escribieron técnicos y elogiosos comentarios, sobre el aporte y futuro del tren. Estos podían ser empleados de ferrocarriles, obreros, ingenieros o artistas, escritores e historiadores, quienes palparon el sudor de los trabajadores en el color oscuro del acero o la bella melodía en el serpenteo de los rieles orillando una montaña. De número a número aparecieron los nombres de Raúl Morales Alvarez, Guillermo Arrieta, Jacobo Danke, Julio Arriagada Herrera, Roberto Montadon, George Geville, Angel Toledo y tantos otros señalizados como románticos amantes del tren. Todos ellos mostraron a través de sus escritos el asombro que les invadía semejante invento. Prueba de ello, el propio Benjamín Vicuña Mackenna dio un periplo, ocho meses antes por la inconclusa línea ferroviaria de Valparaíso a Santiago. Sorprendido por lo que vio, escribe una carta a un amigo, relatándole la travesía, días más tarde se publica en “El Mercurio de Valparaíso” bajo el genuino título de: “Viaje por la República Carrilana”.
Cuando el tren comienza a peligrar a causa del acelerado incremento del transporte de camiones con sus costosos y dudable progreso, sale en su defensa el ingeniero de ferrocarriles y escritor Antonio Montero con una conferencia dictada en la Universidad de Concepción en 1964, y señala enfáticamente que el uso del camión nunca será más barato para el país que el tren y cómo las naciones desarrolladas modernizan cada vez más sus rutas ferroviarias hasta incrementar las economías para sus respectivos erarios.

En Viaje con el turismo social
Es innegable decir que el tren fue un precursor en el fomento del turismo, más reforzado aún con la hermandad de la revista “En Viaje” que permitió dar a conocer en sus páginas los pródigos paisajes de nuestra gama territorial, además de informar y concienciar las gestiones gubernamentales por instaurar políticas tendientes al desarrollo del turismo visto también como la implementación de un posible eje económico de crecimiento para la nación, en este contexto se acuñaba la idea de que a mejor turismo mejor imagen del país en el extranjero. En esta impronta Manuel Jofré, quien en un momento también fuera director de la revista, aclara “El general Ibáñez dio vida al turismo chileno” resaltando que: “Hoy día, que asume la dirección de los destinos de Chile el mismo hombre público que dictara la Ley 4.585, del 9 de febrero de 1929, en virtud de la cual se echaron las bases de la Organización Turística Nacional, nuevamente es necesario hacer recordar a la conciencia pública este problema de tanta importancia para nuestra economía”.
Manuel Jofré, atento al turismo escribe en otro número de “En Viaje” sobre el “Turismo Social” “Si bien el motivo principal del turismo es obtener la mayor afluencia de extranjeros al país, persiguiendo un fin de carácter económico, como es el de incrementar la entrada de divisas, no podemos dejar de considerar esta actividad desde un punto vista social, o sea, el de extender la oportunidad de viajar a las esferas económicas más débiles de la nación”. Esta perfecta línea que da Jofré respecto de un turismo social, engancha también con un hacer patria en que el ciudadano de cualquier estrato social pueda imbuirse del paisaje y la cultura de su tierra que poco conoce. En esta línea de acción Ferrocarriles del Estado ha seguido un criterio semejante, al organizar todos los años entre los meses de noviembre, diciembre, marzo y abril, los “Viajes de Turismo Social” al tener como itinerario los lugares más culturales y hermosos de Chile.

Plumas ferroviarias
Los escritores tal vez hayan sido los más asiduos colaboradores de la revista “En Viaje”, coparon las más diversas disciplinas, más allá de lo puramente literario, dieron perfil, endilgando el camino con un verbo libre, exento de intereses mediáticos. Es posible que por ello en el mandato de Manuel Jofré con la idea de un nuevo impulso de la publicación pagara bien las colaboraciones a los escritores que testimoniaron una época en las cientos de hojas que se imprimieron en la imprenta de Ferrocarriles del Estado, la hasta ese momento más grande de Chile. Entre las avezadas plumas se cuentan a Manuel Rojas, Gabriela Mistral, Nicomedes Guzmán, Luis Durán, Gonzalo Drago, Augusto D’Halmar, Francisco Coloane, Carlos René Correa, Edesio Alvarado, Homero Arce, Eduardo Barrios, Braulio Arenas, Luis Enrique Délano, Humberto Díaz Casanueva, Manuel Magallanes Moure, Efraín Barquero, Antonio Acevedo Hernández, Alfonso Alcalde y Poli Délano.
No podemos olvidar a los poetas jóvenes de ese tiempo, que publicaron sus textos para instalarse en la posteridad de la vasta tradición literaria chilena, de entre los que se cuentan Enrique Lihn, Efraín Barquero, Rolando Cárdenas y el más amante de los trenes, Jorge Teillier, entre otros.

Al final En Viaje
Es muy difícil dividir la revista de la cuncuna con Bigotes de metal. Ante esto, más de algún lector avezado se formulará la pregunta de rigor, ¿qué diría el padre de los carrilanos, Guillermo Wheelwright, al ver la concatenación que tuvo su obra en el futuro?... que no sólo significó transportar pasajeros o sacar al Pacífico las miles de toneladas de materias primas. A ese tenaz y tozudo visionario, Chile le debe el hecho de ser menos pobre, producto de esos miles de brazos que tendieron los rieles en latitudes tan adversas, y que fueron doblegadas por la voluntad de una idea colectiva. Tal vez Chile no cuente con otro ejemplo tan utópico en sus comienzos y tan fértil en su futuro.
Por eso, cuando entren en las páginas de “En Viaje” estarán introduciéndose en vagones con sus faroles aún encendidos y escucharán una locomotora vocinglera que les tomará la mano para recorrer los derroteros de un pasado que se niega a morir.
Rebobinamos los rollos microfilmados y vemos cómo los números y los años pasan vertiginosamente hasta llegar a 1973, año en que cesa la publicación, y con ello el aporte de centenares de colaboradores que hicieron de la revista un reservorio de sus ideas que futuras generaciones tendrán que comprobar a través de los kilómetros de celuloides de la revista En Viaje.

Tres voces iniciales del exilio poético chileno en Canadá: Nelly Davis, Nieves Fuenzalida y Carmen Rodríguez



por Jorge Etcheverry
www.etcheverry.info
Ottawa, C
anadá.

Cuando se inicia el exilio chileno en Canadá a mediados de los setenta a comienzos/mediados de los 70, este incluye a un grupo de escritores chilenos que más tarde iniciarían la configuración de la literatura chilena en el país y serían parte fundamental de una literatura en lengua castellana hecha y consumida in Canada. Las escritoras en el seno de esta comunidad exilada inicial—en ese entonces con un nivel bastante consistente de agrupación —estaban sujetas a las mismas determinantes contextuales del resto de los autores chilenos exilados. El ejercicio de su escritura se dedicaba en proporción diversa a las tareas que se planteaban como básicas; la denuncia de la situación en Chile y la solidaridad con el interior y los otros procesos similares latinoamericanos que redundaron en otras oleadas de exilados, temas presentes en el exilio, que en este acaso se barrunta ya desde sus inicios acaso como un desarraigo definitivo:

Exiliada
Tengo desvaríos del ayer
para el abandonado mañana.

Sé que sólo fui recogiendo
las migajas de las mesas extrañas.

En el banquete del mundo
fui huésped inesperada.

Mi mesa sólo tuvo
sueños, ilusiones y palabras

.

(Nelly Davis, del libro La forastera)

El exilio se revelará como componente central de un variado proceso de adaptación del que estas autoras, como sus congéneres varones, no pueden dejar de experimentar y ser testimonio. Como no sólo en los exilios y no sólo latinoamericanos, sino en diferentes situaciones que involucran a sectores progresistas, revolucionarios o ideológicos o religiosos en general, la cultura, la literatura y especialmente la poesía juegan un papel preponderante. En estas autoras no se puede descartar el aspecto de la militancia partidaria revolucionaria inicial y el papel que asignan a la poesía y la literatura en este proceso. Así en Guerra Prolongada de Carmen Rodríguez, en esta suerte de enumeración programática de la utopía, que incluye a la plenitud vital y la poesía:

Y la solución
hombre....................
trabajo.....................
revolución...............
poesía......................
todo.........................
la vida a todo grito
.............................. ...

Esta militancia y compromiso se irán adaptando y trasmutando en consonancia con el paso del tiempo y el cambio del nuevo entorno, lo que es una constante entre las escritoras chilenas exiladas chilenas a nivel mundial.

En estas tres autoras se dan en combinación diferente los elementos básicamente temáticos de la nostalgia, el compromiso y el exilio, ligados en este tipo de transplante definitivo y radical, ya que a diferencia de la inmigración, el exilio quema las naves, pero sin embargo siguen vigentes los lazos con un país que constituye en realidad un ‘estado de cosas’ pasado e irrecuperable. No se pueden evitar las comparaciones del aquí y un allá que ya no tan sólo temporal, ni la descripción o manifestación de un estado de desamparo, de estar arrojado en el mundo, de ‘yección’. Una situación en que la soledad y alineación del emisor lírico están sobredeterminadas por una situación de transplante irreversible que redefine la condición humana, dando paso a instancias de un neo existencialismo:

El hombre,
animal herido,
esconde sus dolores
entre fragancias de fresas,
aleteo de alas oscuras.
Quiere atajar el tiempo
jugando a las escondidas.

De los terceros Fragmentos del clan de Nieves Fuenzalida.


Nelly Davis escribe poesía desde la adolescencia. Profesora normalista y pedagoga especialista en la enseñanza de niños y adultos discapacitados mentales, publica en 1973 su primer libro Ritual. Ese año se exila en Montreal, Québec (Canadá.), trabaja en solidaridad y fue quizás “la figura practicante inicial” de la vasta poesía chilena en el Quebec. Autora de varios libros publicados en el vehículo general de los autores chilenos de Montreal en esa época, Les Editions D'Orfée, es la única mujer chilena que figura en La presence d’une autre Amérique, Anthologie des ecrivains latino-americains du Québec, edición del colectivo de poetas en las Editions de la Naine Blanche en 1989. Ha publicado varios libros, el último publicado en Canadá en Montreal es El ocaso del Reino en 1989. Vuelve a Chile y es activa en la ciudad de Rancagua, por ejemplo en la revista Safo y viene de lanzar el libro Camino al viento. Testimonio de su vida y poesía en Montreal son unas frases de una crónica del escritor chileno retornado del Québec Alfredo Lavergne “En esta ciudad como en Chile, me integré a la lucha contra la dictadura y trabajé en poesía con los poetas, Nelly Davis Vallejo, Jorge Etcheverry, Jorge Cancino, Elías Letelier y Tito Alvarado”. Su poesía es simple, económica y sentimental de una manera directa, sin sensiblería, la mujer aparece como resabio de humanidad, dadora de vida y redentora:


Yo, mujer de América, he venido desde todos los tiempos para decir: basta de guerra y de martirio! basta de experiencias para destruir la vida!


El papel fundamental de las relaciones interpersonales, la presencia de una poética del cuerpo y la maternidad se aúnan a la experiencia revolucionaria y a un humanismo, en una constelación frecuente en la poesía femenina:


Mi cuerpo ya lo he dado hasta el infinito en la estación de los amores; en el instante de nacer desde mi vientre una nueva vida y tristemente mis manos recogieron los cuerpos mutilados de nuestros hijos cuando el pueblo fue asesinado por la metralla de los soldados.


Estos elementos salen a luz gracias al trauma que representa la situación que origina el exilio, que no termina y que se extiende a situaciones y contextos análogos doquiera, llegando a plantearse el problema de la condición humana en general y esbozando la respuesta de que sí, la mujer puede redimir:


Todo lo pintas, sabia compañera; la paz que el humano anhela, la búsqueda imperiosa de justicia y trabajo.

Pero los humanos son culpables de la trasgresión inicial de una armonía mítica preexistente:


Y nosotros, antropoides engreídos inventores de laboratorios y cerebros electrónicos aún no hemos organizado la paz del ser humano, su apacible caminar, su reposo y su sueño, su pan, su dieta elemental.


Donde se manifiestan el tema antitecnológico ludista y el Rouseauiano de las desgracias de la civilización y las cualidades del buen salvaje, y por extensión del campo, la provincia, tan presentes en nuestra la poesía y la cultura. Pero es en el caso de Nieves Fuenzalida donde la experiencia traumática personal pero colectiva del golpe lleva más acentuadamente a un trabajo de intento de comprensión y explicación de la condición humana misma:


El hombre
único animal
que tiene recuerdos
de la muerte,
quiere pasar como gacela
desapercibida
de una manada
que bebe rocíos
en la madrugada

el hecho de la destrucción y la muerte se despliega de manera simple y tersa insito en la naturaleza misma, lo que previene la mitificación de estados simples anteriores respecto a una civilización corrupta, alterando nuestra proclividad a seguir naturalmente una tendencia mítica a postular una situación edénica inicial, y planteando más bien la necesidad de explicar y reconciliar el mal concreto de la experiencia por así decir personal con la condición humana y un esquema duro, negativo, de la realidad, donde acecha en última instancia la mortalidad:

No hay huida.
Donde se guarezca
la piel humana
será alcanzada
por el dardo oscuro
y ¿porqué no brillante?
de la muerte.

Esta poesía tiene elementos distintivos, vanguardistas o experimentales, que se pueden advertir en la estructura del libro publicado en inglés Three of Us Remain, the 39th Fragments of the Clan, publicados por Verbum Veritas en 1998, y que también apareció en español en Chile. Se trata de un libro estructurado como un largo poema dialógico y testimonial, achurado de intenciones plásticas, reflexivas e ideológicas, que constituye uno de los libros más particulares de la literatura hecha por autores de procedencia hispánica en Canadá. Estos Fragmentos del clan se pueden considerar una sola obra inacabada y fragmentaria, un eterno work in progress que es un intento de saldar cuentas con los eventos que provocan este diálogo, en realidad un autodiálogo, en que la poesía y la filosofía establecen a través de las voces y situaciones un contrapunto para intentar la explicación o inserción de esos sucesos y la serie que los comprende en un mundo en que pese a todo existe la bondad humana. En El último tren para el colega Barría, texto testimonial de autora, se plantea una situación absurda en que los guardias como niños crueles hacen a los presos jugar juegos infantiles. Es esta cosa grotesca y a la vez espantosa y ridícula que lleva a esta militante y humanista, docente de filosofía, además de poeta, a la recapitulación de su experiencia traumática de internada política en un campo de concentración y exterminio, al intento de explicación en los términos quizás irreconciliables de la naturaleza de alguna manera ambivalente e inmutable y nuestra finitud, crueldad y sufrimiento. Luego su poesía se ha hecho de alguna manera más lírica, llegando a caracterizarse por la brevedad y la concisión y surgiendo de la reflexión de los aconteceres muchas veces mínimos de la vida personal y natural/urbana que rescata en destellos significativos.

En Carmen Rodríguez, exilio y represión, se encuentran también presentes, pero su radicalismo ha adquirido un formato y vías ‘canadienses’ o mejor aún norteamericanas, manteniendo como base su compromiso político social inicial con Chile y Latinoamérica. Su carrera literaria en Canadá se entrelazó con su papel militante feminista/social/multicultural en el colectivo de la revista Aquelarre, una publicación progresista/feminista, sobre todo dirigida a las mujeres latinoamericanas, pero también a exilados, refugiados, los sectores crecientes de pobres y marginales que esta sociedad produce e incrementa, y dirigida a lectores de habla inglesa y española. Lo crucial de esta revista fue su radio de difusión en Canadá, y que era producida básicamente por mujeres latinoamericanas. Distinguida en Chile por su trabajo en poesía y prosa, el libro principal de la autora es Guerra prolongada/Protracted War. Carmen Rodríguez se exila en California y llega a Vancouver en 1974. En 1979 va a Argentina a trabajar relacionada con el exilado MIR chileno y vuelve a Vancouver en 1979. Fue presidenta en su momento de Union Racial Minority Writers Committee and Social Justice Taskforce de la Writers' Union of Canada'. La revista Aquelarre era feminista, pero con una tendencia más política en sentido de clase que lo habitual en Norteamérica.

La poesía y prosa de Carmen Rodríguez se insertan en una literatura femenina hispanoamericana en Canadá, que responde a imperativos socioculturales de inserción en la nueva sociedad y ligados a la representación de grupos cuyas reivindicaciones particulares en general no cabían al interior de los proyectos de cambio social latinoamericanos de los setenta y que encuentran nichos al reubicarse en la sociedad anfitriona, que por otra parte carecen de antecedentes de programas totalizadores alternativos políticos de inclusión de los aspectos globales del cambio (ambientales, socioeconómicos, pacifistas, étnicos, genéricos) en una única plataforma política.
La preocupación por la comunicación del mensaje hace a la autora efectuar sus propias traducciones, una tendencia entre exiladas chilenas. Reaparece la combinación de lo ‘personal’ centrado en las relaciones y el cuerpo y el compromiso, la afirmación ‘femenina’ y la política, en un proyecto en el que la utopía no está ausente:

Yo iba a ser feliz
repartir ejemplo como dulces
redondear al ser cuadriculado
vivir ideología
descifrar el amor

o este título: Hablo de sueños, de estrategias,

publicado en su propia traducción al inglés de esta Guerra prolongada/Protracted War que denota la permanencia en ambas culturas; la anfitriona, donde el discurso feminista reivindicativo estaba presente desde hacía décadas, pero sin cuestionar el sistema global, y el desarrollo germinal del papel de la mujer en la izquierda chilena, que trataba de implementar un nuevo sistema, pero donde ese aspecto era embrionario o de hecho una situación no programática:

Yo iba a ser feliz
nueva versión de Cenicienta
princesa revolucionaria
Mujer maravillosa con hijos
heroína de arriba-abajo.

Así vemos cómo estas tres voces fundacionales de la poesía chilena en Canadá no tan sólo difieren en estilo, sino que mantienen ciertas constantes temáticas en su trabajo de ajuste de cuentas con el golpe de estado y el exilio, su condición femenina y las contradicciones y desafíos de la sociedad anfitriona.

Mayo de 2009

lunes, 25 de mayo de 2009

Poeta Ulises Varsovia: Chile / Suiza


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EL FANTASMA DE ISLA NEGRA
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En Isla Negra el mar,
su embate de espuma rizada,
su reclamo en olas, su gritos,
su vaho salobre arrojado
contra un puñado de casas calladas,
silenciosas como muertas.
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Nadie por las calles solas,
por las calles que el mar fragoroso
llena de húmedos ruidos,
sepulta con su peso insostenible,
hace retumbar con su estallido.


Pueblo litoral, mágico poblado
donde tus náufragos, Chile,
tus hijos ciegos en el exilio,
donde los sueños de tus poetas
desvarían tactando el vacío,
como sonámbulos de otro mundo.
¿De dónde viene la voz,
de dónde la lluvia del sur
que canta aquí su quejumbre,
su atroz poesía de sueños muertos?


No sólo el mar sus sonidos,
no sólo el trueno quebrado
de sus olas desbordadas:
¿de dónde la voz, madre,
delgada patria, de dónde
la lluvia austral, su gorjeo,
su reclamo gutural insistiendo?


No mientan las calles solas,
no mienta el mar con sus ruidos,
no mientan las casas dormidas:
una voz espesa canta,
una voz de violas rotas,
la lluvia del sur aquí anclada.


.........................De: Tus náufragos, Chile


PERSIGO TUS HUELLAS


Por los mercados bullentes de idiomas,
a través de los bosques poblados
de vuelos, murmurios y raíces,
en el silencio ensordecedor
de los cementerios y museos,
sobre las islas desperdigadas
por océanos, lagos y mares,
en cada porción del espacio terrestre


persigo tus huellas, poesía,
sigo tu rastro invisible dejando
un reguero de púdico perfume.


En el huerto irisado de pétalos
abrí los brazos para atraparte,
y ya habías huido, poesía,
en las playas del atardecer
trace tu nombre sobre la arena,
y te borró el mar lleno de voces.


¿Adónde irán mis pies infatigables
en pos de tu deidad ubicua
que llena el mundo de música sublime,
y callas oculta en la flor y el remanso?


Divina doncella desnuda,
a tus senos desnudos acerco
mi boca sedienta de ambrosia,
pero antes de apretar los labios
ya no estás, o estás y no te toco.


Novia fugaz de mis febriles sueños,
seguiré tu rastro invisible
hasta que la edad me arroje su manto,
y quiebre la muerte mi perseverancia.


..........................................Inédito


Volver a Valparaíso (2006) Selección
Casa en el tiempo


La casa allí, en algún lugar
de la memoria, del tiempo
retenido en la tupida
espesura de tu conciencia,
inmóvil bajo la techumbre.


¿En qué momento de su rodaje
despertó allí tu pequeña vida,
y se perdió buscándose
en tanto espacio azumagado,
en la atmósfera enrarecida
de tanto cuarto navegando
a la deriva en la arquitectura?


En vano regresas ahora,
y te buscas a grandes zancadas
cruzando los espacios húmedos,
y te llamas con la misma voz
profiriendo un nombre olvidado.


Siempre volverás a casa,
siempre regresarás, viajero,
cuando en ninguna parte hogar,
cuando tu vista nublada,
cuando te acucie la gris soledad,
y despierte del tiempo tu infancia.


Que en algún lugar de tu memoria
te espera en pie la tripulación
de una nave vetusta encallada
para siempre en la primera edad.




Ulises Varsovia, Valparaíso, 1949. En la Universidad Católica de Valparaíso realizó estudios de Historia, Geografía e Historia del Arte, obteniendo los títulos correspondientes. Visitó seminarios de filosofía griega y de historia de la música. Pero su asignatura secreta era la poesía.
Terminados sus estudios, reinició la labor literaria y en 1992 publicó un poemario bilingüe español-alemán, Der Herbst in St.Gallen - El otoño en San Gall. Desde entonces no ha dejado de escribir, en ciertos períodos con febril intensidad.
Realizó estudios de revalorización en lengua y literatura española en la Universidad de Zürich (1992-1994), y en 1996 trabajó en la Universidad de San Gall, donde desempeñó labores docentes a tiempo parcial.
Publicaciones. En 1993, Viña del Mar (imprenta Diehgo) Tus náufragos, Chile y al año siguiente Abasalena y Canciones de Otoño. Sus visitas a la ciudad natal inspiraron la obra Capitanía del Viento, 1995.
Posteriormente, y ante la imposibilidad de encontrar editor, funda su propia editorial, Capitanía y editar sus Cuadernos de Poesía. Publica su nueva poesía y la escrita en Chile: El transeúnte de Barcelona, de 1997, La Catedral de San Gall, de 1994, Alianza, de 1977, Aguas y Naufragios, de 1995, Cuando las blancas alas de la muerte, de 1995, Jinetes Nocturnos, de 1974/75, Máscaras y Rostros, de 1997, Aguas Tumultuosas, de 1977, Domicilios I, de 1998, Cítara, de 1998, Cólera de Amar, de 1977, Madre Oceánica, Valparaíso, de 1998, Libro de Amor en Invierno, de 1998, Centinela, de 1999, Lumbre, de 1999, Nocturnal, de 1999, Atribularia, de 2000, Megalítica, de 2000, Hermanía: La Her-mandad de la Orilla, como homenaje a Valparaíso, de 2003, publicado por Apostrophes en Santiago de Chile, junio de 2004, y Ebriedad, de 2002.

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martes, 19 de mayo de 2009

La ciudad es un espectro que nutre el imaginario del narrador


por Gregorio Angelcos

Los fenómenos que ocurren en las ciudades son percibidos por nuestros sentidos de manera subjetiva, y asimilados por la conciencia individual como hechos externos pero vinculados a la realidad a la que pertenecemos, porque formamos parte de estos procesos que están concatenados por las estructuras materiales y sicosociales que determinan nuestra reflexión y nuestra acción, sin que por esto se produzca una dependencia entre lo objetivo y lo interpretativo.

El hecho es una experiencia y la elaboración es su representación simbólica. Por tanto, la literatura urbana puede ser una reproducción de un instante de la realidad, pero su construcción intelectual introduce en su proyecto claros sesgos de ficción, que marcan la diferencia entre la experiencia y la narración que se crea.
La ciudad es una síntesis compleja entre arquitectura y humanidad, aquí el paisaje natural es parte del diseño urbanístico, es el hombre el que dispone conceptualmente de las formas y los espacios ecológicos como parte de la ambientación estética que merodearan a los bloques de cemento, las construcciones son el hábitat, este el principio que rige a cualquier urbe y por tanto los desplazamientos de la masa humana que se concentra en su interior, están dirigidos por la ideación previa de quienes la conciben.

Disponemos de una libertad artificiosa, pero regulada, de tal manera que el transito de lo rural a lo urbano, implica una renuncia inconsciente a los espacios abiertos que nos proporciona la naturaleza, y una incorporación al mismo tiempo, a la modernidad materialista con su progreso mecánico sistemático: transito establecido, normas de convivencia ciudadana, calles y avenidas para el traslado de vehículos y peatones, semáforos, cruces de calzada, sonidos ambientales de alto volumen, exceso de ruidos, y una dinámica vertiginosa a propósito de los compromisos laborales y funcionales que implican ser un integrante de las realidades urbanas que marcan la organización social desde un par de siglos a lo menos.
Pero el desarrollo de la vida en la ciudad está sujeto a rupturas y cambios permanentes, por tanto la experiencia del sujeto concreto sufre variaciones que implican una responsabilidad y un compromiso social constante, y una adaptación a las variaciones que experimenta el paisaje urbano, producto de la intervención de los que desde el poder de las decisiones políticas o tecnócratas ejecutan con la finalidad de ordenar los espacios para una habilitación más fluida de la convivencia social cotidiana.
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No siempre existe una relación de entendimiento entre la acción que se ejecuta discrecionalmente, y las necesidades que el sujeto urbano comprende como necesarias para vivir.
En la disfunción de este entendimiento surgen los conflictos que derivan en crisis, lo que provoca ciertos choques de intereses que se subordinan verticalmente, o de lo contrario, la integración colectiva genera oposiciones de rebeldía para conservar o transformar una decisión que a juicio de la resistencia es incompatible con su estilo de vida.

Por esta razón en la ciudad se mimetizan la esencia con la apariencia, la verdad con el engaño, la lealtad con la traición. En cada vínculo o situación que relaciona a dos o más personas, se genera una historia fugaz, que aparece entre las sombras que marcan el entorno de gruesas arquitecturas, y que desaparece con los desplazamientos que la dinámica de la ciudad nos impone con un ritmo que establece los tiempos de transito entre la comunicación y el silencio.
A la maraña de tipos humanos contribuye la división del trabajo, con su imperiosa carga de convertir la interacción en procesos orgánicos equilibrados y productivos. Así cada sujeto es un personaje de una eventual historia con una tradición cultural sustentada en la subcultura a la que pertenece. Por esta razón la narrativa urbana quiebra la estabilidad haciendo aparecer nuevas mitologías diferentes de la tradición, y destaca la voluntad racional de los hombres de vencer a la inercia histórica sometida a las leyes naturales.
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En la ciudad puede cambiar la fortuna y el destino de los hombres, Los estímulos y la imprevisión aumentan, imponiéndose un dinamismo propio de la civilización urbana, industrial y comercial.Situada en este escenario, la literatura de la ciudad es infinita como expresión de la variedad de seres humanos y la multiplicidad de situaciones a las que están expuestos en su duro camino por la cotidianeidad, pero también a sus distintos comportamientos sicológicos que se integran o que trastornan la relación con el medio social en el que viven.
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De esta manera, los escritores que se sitúan dentro de este ámbito de la literatura, disponen de una materia prima de grueso y espeso volumen, porque la realidad los provee de una riqueza existencial múltiple, donde cada hecho es el principio de un cuento o una novela, con personajes y situaciones cuyo perfil encuentra en estado embrionario, pero con un desarrollo suficiente para trabajarlo en la idea o en el concepto de una estrategia narrativa, que dará cuenta de un contexto social especifico.
Los miedos de la ciudad se perciben en forma individual y colectiva, la opulencia o la decadencia están inscritos en el sello de sus calles, con sus formas y contenidos, la agresividad o la sumisión dependen de la cultura que se impone, y las formas de convivencia se hacen más o menos densas o confusas a partir del impacto conmovedor o patético que las normas fijan como criterio de regulación de las conductas humanas y ciudadanas.
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El narrador recoge estas manifestaciones y las dispone arbitrariamente haciendo uso de su libertad de expresión. De este modo la ciudad es un escenario del lenguaje, de evocaciones y de sueños, de imágenes y variadas escrituras, desde luego, es un escenario para lo literario. La ciudad, al igual que la novela, es un cruce de miradas, de discursos y de diferentes lenguajes.
El texto urbano oscila entre los sociológico y lo antropológico, incorporando el imaginario urbano, que se deslinda entre lo existente, y lo que el autor es capaz de idear para describir con las variantes de su propia inventiva una realidad que está situada en un contexto, y que al arrancarla de su evolución natural, la circunscribe, con la finalidad de provocar un escenario de conciencias automatizadas, que actúan o reaccionan al servicio de una problemática que el narrador quiere grabar.Y así detiene el tiempo en un suceso cuya racionalidad o irracionalidad lo asedia, obligándolo a encontrar una solución al enigma que el mismo inició, y que debe terminar como respuesta a sus propias sombras cognitivas que forman parte del acontecimiento que narró.
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lunes, 18 de mayo de 2009

No es ruina. Es cambio de época



por Omar Cid


El poeta Raúl Zurita, ha expresado desde Boston, en su libro auto-biográfico Cuadernos de guerra, que Chile es un país en ruinas con una clase política devastada, una literatura que es un desastre (la peor del continente) y una sociedad demolida.

Hay algo de profético en lo expuesto por el escritor, de hecho que lo diga desde un país que últimamente sabe mucho de catástrofes, puede sonar a ironía o uso magistral del principio de onda expansiva, porque desde la instalación unilateral de la llamada globalización, si llueve en Boston aparecen los paraguas en Santiago.
Sin embargo, su diagnóstico social lo comparto plenamente, Chile es un país desmantelado, despojado, secuestrado políticamente por la institucionalidad dictatorial, con un Estado títere de los capitales nacionales y transnacionales, con una clase política e intelectual domesticada, por una especie de pacto de gobernanza, reducida a la función de concubinato de los nuevos dueños del país.


En lo literario en cambio, me parece que el diagnóstico no solo es desacertado, sino fundado en un conjunto de paradigmas extinguidos. Poeta, no puede haber ruinas de lo inexistente. La derrota de 1973 tuvo entre otras consecuencias la muerte del Chile republicano y de los sujetos culturales y políticos que lo componían, las producciones de mayor o menor calidad dependen de las categorías estéticas en uso y se traducen en disputas mezquinas -y usted es más que eso- ahora, extrapolando sus conceptos; a mi juicio existen dos fenómenos centrales que usted no los toca, pero que sustentan la idea (a mi juicio) de un cambio de época más que de una literatura en ruinas, el primero: es la muerte del sujeto lector y el nacimiento del consumidor de libros de auto-ayuda segundo: la desaparición del escritor como expresión social de las particularidades de una unidad, el Estado-Nación.
Estos elementos sumados a la mundialización de la economía, la cultura y la producción literaria global, hacen que sus afirmaciones, haya que situarlas y re-crearlas bajo una armazón distinta.
En lo puramente literario, la sociedad de la información y de consumo ha desplazado a un segundo plano a los mediadores entre el proceso creativo y los lectores existentes. La crítica y el crítico tienen su razón de ser, en el espacio asignado a los especialistas, porque perdieron toda relevancia social, a los pocos lectores les importa un bledo lo que piensa tal o cual crítico, del libro que adquirió o va a adquirir.
El apogeo de los talleres literarios, como lugar de acogida y difusión han entrado en crisis, el escritor como agente de cultura se encuentra de capa caída, porque ni la sociedad chilena, ni los medios le asignan una función propia de su dignidad profesional, hablando en buen chileno, los restos de Estado no reconocen el estatus de escritor y los medios de comunicación oficiales, mucho menos.
Las cientos de páginas y revistas virtuales han provocado un cambio todavía no reflexionado en el ambiente cultural, la democratización de las publicaciones y su conexión directa con el lector virtual, alteraron de un plumazo, el sistema de relaciones en la producción literaria.


Poeta; lo que está en ruinas entonces, son las prácticas nobiliarias de traspasos obtusos, las mesas largas y bien regadas donde se proyectaba el futuro de la literatura chilena, la representación gremial de los escritores, la defensa de sus derechos.
Ningún escritor puede sentirse culpable de no escribir “El Quijote” o “La Divina Comedia” poeta; ningún escritor puede alterarse y condenarlo por sus dichos, no es para tanto, finalmente son sólo palabras y se olvidarán como su poema a Ricardo I.
En realidad los únicos molestos, debieran ser los jóvenes a los cuales prologó Cantares, proyectándolos como el futuro de la poesía nacional, para luego traspasarles toda su rabia, poquita fe les tuvo poeta.

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*Cantares. Nuevas voces de la poesía chilena. Selección de Raúl Zurita. LOM Ediciones, Colección Entre Mares Poesía. Santiago, Chile, 2004.

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Mario Benedetti: “La felicidad es siempre un borrador”



por Gregorio Angelcos

Narrador, poeta, ensayista, autor de crónicas y numerosos artículos periodísticos, es a juicio de críticos, el autor más diverso de la literatura latinoamericana. Se atrevió e intervino en todos los géneros literarios. Experimentó con las formas para luego colocarlas al servicio de una idea, un testimonio o un relato, pues consideró que en América latina “el hombre es más importante que el lenguaje”.

Este escritor uruguayo de 89 años, tímido y pausado, aficionado a la lectura, la música clásica y el jazz, el tango y el canto latinoamericano; también le gustaba el fútbol y era hincha de Nacional de Montevideo. Pequeño de estatura, se ganó la vida como taquígrafo y en recitales poético – musicales junto a interpretes como Nacha Guevara y Joan Manuel Serrat. Hoy la comunidad literaria latinoamericana y mundial guarda un silencio respetuoso frente a su muerte.

LA TREGUA, que es su obra de mayor impacto literario universal ha alcanzado la cifra de cien ediciones traducidas a diferentes idiomas. Benedetti se desempeñó como profesor de literatura y ha dictado conferencias a través de numerosos países del orbe.

En los años setenta partió al exilio y vivió en Buenos Aires, Lima, La Habana y España; residiendo en la actualidad entre Madrid y Montevideo.

Se inicia en la poesía con su libro: Poemas de oficina (1956), textos de lenguaje cotidiano y existencial. En 1960 incursiona en el realismo con sus cuentos Montevideanos, una obra de contenido social dramático, centrada en historias vinculadas a los sectores marginales de la ciudad. Ese mismo año publica un ensayo crítico titulado: El país de la cola de paja, donde analiza desde una perspectiva política y social la realidad de su país. Sus novelas La tregua (1960) y Gracias por el fuego (1965) apuntan a una profundización de esa misma crítica, desnudando los vicios y deformaciones de la clase media y la sociedad de consumo.

En una etapa posterior, su narrativa tiende a una creciente politización en favor de la lucha revolucionaria como en El cumpleaños de Juan Ángel (1971) y Primavera con una esquina rota (1982), incorporando los temas del exilio y el retorno con una gran simpleza y credibilidad. Su última novela: Andamios (1997) es autobiográfica.

En una entrevista realizada en su casa de Madrid contestó: “mi género prioritario ha sido hasta ahora la poesía. Pero también disfruto escribiendo cuentos, novelas, y en periodismo, artículos de opinión. Si, los temas vienen <>. Luego, y refiriéndose a su oficio de escritor señaló: “lo más difícil fue encontrar alguien que se atreviera a publicarme. Mis primeros siete libros los financié mediante operaciones bancarias que pagaba con mi esmirriado sueldo. Montevideanos fue el primero de mis libros que encontró editor”.

El tema central de la problemática de la obra de Benedetti son las relaciones humanas, casi siempre acotadas a los montevideanos de clase media. Su mundo de ficción se limita casi exclusivamente a su país, aunque, la analogía con otras realidades de nuestros pueblos es tan similar que, sus cuentos se convierten en espejos de la realidad de la clase media de otras ciudades latinoamericanas, y tal vez, este sea uno de los factores en los que radica su éxito de librería.
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martes, 12 de mayo de 2009

Hannah Arendt: Sobrevivir al totalitarismo


Editores: Miguel Vatter/Horst Nitschack
LOM ediciones /Goethe Institut
Primera edición 2008, 229 páginas, Chile.



por Omar Cid
Capital Cultural

El conjunto de artículos que comprende este texto abre un amplio campo de disputa Vatter y Nitschack en su labor de compiladores y editores nos acercan a las consecuencias del pensamiento de Hannah Arendt y digo consecuencias porque finalmente su reflexión estuvo ligada a su práctica social “El pensar como tal nace a partir de la experiencia de los acontecimientos de nuestra vida”.

Hannah Arendt, de origen judeo-alemán refugiada y luego nacionalizada en Estados Unidos, asume esta premisa como uno de sus principales estandartes, en vida se definió a sí misma como una mujer que teorizaba sobre la política, descartando de plano a quiénes la ubicaban en el mundo de la filosofía, su terreno no era el de “la cosa en sí” sino el de la acción inserta en el espacio público “en el ágora” griega o en la “vita activa” concepto acuñado por San Agustín como una forma de neutralizar la mera contemplación.

El libro clave que inspira las diversas reflexiones que buscan profundizar su pensamiento es “Los Orígenes del totalitarismo” escrito en 1951, en su versión norteamericana y corregido y ampliado en 1955, en versión alemana. (Ver Wikipedia, Enciclopedia libre)
Las experiencias totalitarias del siglo veinte caracterizadas en el nacionalsocialismo y el Stalinismo, son el punto de inflexión desde el cual se examina a la sociedad actual, revitalizando una propuesta teórica elaborada a partir de la experiencia de la persecución, el extrañamiento y finalmente el holocausto como símbolo de una maquinaria social y política destinada a expandirse sin un contrapeso.

La característica esencial de los totalitarismos es su “aspiración a la dominación mundial, reclamando a su vez una ideología universalista o supranacional” los jefes de los partidos o movimientos de estas características, están por sobre el estado de derecho, los lógicas comunicacionales son envolventes y de masas, el deseo de hegemonizar la realidad es permanente.

El gran aporte del texto, a mi juicio, se encuentra en re-pensar las experiencias dictatoriales de América Latina, sus características, sus desenfrenos, confrontando las ideas clásicas de Estado-Nación, progreso y soberanía, sobrevivir al totalitarismo es un llamado a adentrarse en la práctica del discurso unipolar, que impone una forma de vida, una manera de producir, trasgrediendo los valores esenciales de la ciudadanía, para instalar un conjunto muy peligroso de variantes donde el respeto por la vida, es permanentemente violentado, en aras de una especie de nuevo racismo político llamado terrorismo o de los valores de una sociedad que se deben mantener no importando la desaparición del vecino. Los bombardeos a Gaza, son el rostro más elocuente de este tiempo, en una entrevista fechada en 1971, Arendt se refiere a los momentos previos a conocer la realidad de los campos de concentración “Se tenía la idea que ocurriese lo que ocurriese, se podría corregir de algún modo, enmendarse de alguna manera, la política y todo lo demás. Pero esto no, esto nunca debió permitirse que ocurriese”.

Proféticas palabras que aplicadas al día de hoy, son una espada que cruza las conciencias del mundo occidental ¿Hasta dónde el espíritu humano puede soportar tanta barbarie? ¿Es posible ser rebelde, libre-pensador, activista social y sobrevivir en tiempos totalitarios?.


* Hannah Arendt. Politóloga alemana, nacionalizada estadounidense, reputada por sus obras sobre el totalitarismo y el mundo judío. Nació en Hannover el 14 de octubre de 1906. Tras realizar estudios en tres universidades, a los 22 años de edad se doctoró en Humanidades en la Universidad de Heidelberg. En 1933 marchó a Francia para escapar del régimen nacionalsocialista implantado aquel año en su país y, en 1941, huyó a Estados Unidos, cuya nacionalidad adoptó en 1951. Trabajó en una editorial de Nueva York y ocupó altos cargos en varias organizaciones judías. Después de publicar Orígenes del totalitarismo (1951), impartió clases en las universidades de Berkeley, Princeton y Chicago. Entre otras muchas obras suyas figuran La condición humana (1958), Entre el pasado y el futuro (1961), Sobre la revolución (1963) y la polémica Eichmann en Jerusalén (1963), basada en su informe sobre los juicios a criminales de guerra nazis en 1961. Sus memorias, Correspondencia, 1926-1969, fueron publicadas en 1992. Sus obras siguen siendo muy leídas, sobre todo por quienes luchan contra los regímenes totalitarios. Ejercieron una gran influencia entre los signatarios de Carta 77, movimiento a favor de los derechos humanos en la Checoslovaquia posestalinista.

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POEMAS EN CONTRA de Jaime Lizama



CULO
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Estoy sujetando tu culo, amor mío
tu bello culo al borde del abismo
No pensé en Batailleno
pensé en Claudio Bertonini
pensé tampoco en Bolaño,
sólo apenas sujetaba tu bello culo
al borde del precipicio.


SE FUERON

Se fue Rodrigo Lira
se fue Lihn, se fue Gonzalo Millán
se fue Roberto Bolaño,
pero siguen ahí Zurita, sigue Jaime Quezada
y sobre todo sigue ahí
el ostracismo puramente retórico
de Armando Uribe Arce.


OCASO REVOLUCIONARIO

Al parecer entre Roque Dalton
y Roberto Bolaño hubo un encuentro
sumariamente agónico, limítrofe
es decir al borde mismo de la demencia
revolucionaria, que a ambos los dejó fuera.
¿Habrá valido la pena hablar de salvación
en medio del infierno latinoamericano
entre dos poetas?


SOLO CORAJE

Travis Bickle, el legendario protagonista de
de Taxi Driver de Martin Scorsese,
se preparó en extremo para la batalla final.
En exceso y en extremo no para triunfar
y salir gloriosamente con vida.
Se preparó valientemente para el fracaso,
o la derrota, nunca la sobrevivencia.
Se preparó para terminar dignamente frente al
mal y la muerte, esos dos desafíos demenciales.

de su libro inédito POEMAS EN CONTRA (2009)


Jaime Lizama estudió Licenciatura en Filosofía en la Universidad de Chile en la década del 80, integró el Colectivo de Escritores Jóvenes de Chile, esa misma época y es autor de “Llama salida de la muerte” (Poesía, Santiago, 1985); “La ciudad, un cuerpo de citas” (Poesía, Santiago, 1990), y “Los nuevos espacios de la política” (Ensayo, Santiago, 1991), prologado por Osvaldo Puccio. Es Premio Municipal de Literatura 2008 en el género de ensayo por su obra: "La ciudad Fragmentada".
Fue colaborador de la revista de Poesía “La Pata de liebre”, dirigida por Aristóteles España, en la década del 80; del suplemento cultural del diario La Época, cuyo editor era el ensayista Mariano Aguirre; de la revista “Piel de Leopardo”, donde fue editor y columnista, y en “Crítica Cultural”, que dirige Nelly Richards.
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